Resulta fácil de decir, pero es difícil de hacer: Yana Zafiro ha facturado un disco en el que cada una de las canciones es un hit. Tal cual. Un álbum que parece un grandes éxitos. Cada uno de los cortes del segundo trabajo de la ucraniano-española da en el centro de la diana de la melodía, con estribillos que se pegan de forma irremediable al cerebro. Con frases que te asaltan una y otra vez. Esta vez, Yana ha optado por un pop-rock de corte absolutamente contemporáneo en el que las guitarras y los sintetizadores toman el protagonismo, con un toque orgánico que es nuevo en su carrera. Lo que permanece, claro, es su carisma infinito, su facilidad para convertirse en voz de su generación y su honestidad brutal. Sin fronteras, sin límites, desbordando personalidad. Sin trucos, sin más atajos que la verdad. Llega el momento de Yana Zafiro.
La ucraniana-española Yana Zafiro ha sabido construir su propio camino desde el minuto uno. Mientras que hay personas que siguen las modas, Yana las crea. Adelantándose a movimientos sísmicos dentro de la industria musical, en 2020 se presentó con ‘Mi perro se va a morir’, EP de debut en el que mostraba su particular universo sonoro y personal. Ese talento y carisma se amplificó en ‘Lucero del alba’ (2021) y el EP ‘La orden del Lucero’ (2021), en el que Yana exploraba nuevos caminos artísticos, siempre en el borde de lo experimental y lo popular. Esa frontera queda triturada ahora con una nueva etapa en la que la CANCIÓN, así con mayúscula, queda en el epicentro de todo. Tras unos adelantos que han confirmado la capacidad de Yana para hacer temas gigantes, ahora llega el turno de un disco que la confirma como creadora de primera magnitud.
