A finales de la pasada primavera varias decenas de artistas en todo el estado recibieron un mensaje: estaban invitados a un retiro en la montaña. Amigos y amigas del grupo musical Ciutat acudieron sin dudarlo pero también sin saber qué encontrarían.
La amistad es un asunto bien delicado. Un gran poder, una gran responsabilidad, un secreto. Lo que pasó en ese retiro solo lo sabrá una docena de amigos y amigas de Ciutat, que acabaron usando esta amistad para arrancar su segundo disco.
Ciutat l’Amistat es un disco que respira calma sin renunciar al pulso bailable. A lo largo de sus temas, Ciutat construye un refugio emocional donde las texturas noventeras, los samples de pájaros y las melodías envolventes se encuentran con un pop electrónico que invita tanto al hedonismo como a la reflexión. Después de un par de años de búsqueda, JP Sunshine y Guim se acercan con su nuevo LP a ese lugar al que quieren llegar: dejando volar la imaginación hacia los lugares más kafkianos pero sin perder el norte de su fino gusto.
Aunque el duo catalán nos haga bailar con un ritmo tecnostálgico, también hay momentos en los que el club se detiene, permitiendo que la música cure. Los arreglos de cuerda, los coros que crecen suavemente y los sonidos procesados nos acompañan en este viaje, haciéndonos sentir parte de una película que transcurre entre la pista de baile y los recuerdos de un verano eterno.
Así, Ciutat l’Amistat es un compendio de géneros y emociones que, en las voces del dúo, cobra todo el sentido del mundo: hay texturas noventeras en el funk de «AH», fantasías modulares en «Eterno» o un ambient que se transforma en sophisti-pop en «Triste de felicidad». Además, el disco refleja una clara inspiración en el indie de los 2000s, referencia absoluta para este nuevo capítulo del proyecto. Ciutat sabe hacer de lo simple algo complejo, y de lo complejo algo simple. Ciutat l’Amistat es un abrazo a las emociones más íntimas y, al mismo tiempo, una celebración de la vida.