Se nota ya el ambiente invernal, a pesar de que el frío cuesta en llegar apetece un buen concierto en una sala cerrada y más si es una tan mítica como la sala Riviera, en el mismo río Manzanares. La ocasión merecía esta sala, Shinova son una de las realidades más sólidas del rock independiente español, capaces de llenar un escenario tan importante como este, tres días seguidos, siendo su público muy variado en edad. Sin duda el fin de gira en el Wizink será todo un éxito.
La banda Vizcaína aterriza con su último trabajo, con toda su potencia y su buen hacer sobre el escenario, repertorio tienen para crear tres grandes noches desde luego y estuvieron a la altura. El primer bloque, con Alas, Gloria y Lobos no hizo más que encender al público ya entregado de por sí, hablando con algunos asistentes, era la tercera noche que acudían, esto demuestra la fidelización de sus fans, Gabriel de la Rosa es de ese tipo de cantantes que te das cuenta desde el minuto cero que tiene algo, capaz de llenar el escenario y transmitir toda la potencia de la banda en cada estrofa, que, si lo juntamos con sus compañeros, hacen el coctel perfecto encima del escenario.
Siguen bajando un poco el tono con “Nuestra Postal” sencillo de su último disco, aquí es donde te das cuenta que el grupo es un grupo muy maduro, donde los temas se trabajan y los directos se viven, defender temas más parados después de un primer bloque como el que vivimos no es fácil y la solvencia con la que lo hizo Shinova dejó boquiabierto a cualquier asistente con oídos. El concierto continúa y la banda nos presenta a la que será su sucesora en la gira Vibra Mahou, Siloé, haciendo un dueto con Fito, cantando Ídolos, sin duda el complemento perfecto para este tema, las dos voces se compenetraron a la perfección.
Tras un nuevo bloque, aparece otro artista invitado, que a priori no parecen muy compatibles, pero que el buen oficio ya mencionado de Shinova hacen que suenen de maravilla, Tanxungueiras, con su folk gallego, hicieron que el concierto adquiriera otro tinte, muy original, sorprendiendo de sobremanera a los asistentes, siempre para bien.
Diría que el momento clave del concierto, que muy pocas bandas soportan, es en el que la banda baja a tocar junto al público. Debes estar muy seguro de tu repertorio y de cómo lo vas a defender para enfrentarte a una prueba de este nivel y Shinova la pasó con nota. La Sonrisa intacta cerraba este espectáculo musical, no se puede calificar de otra manera, sin duda, un concierto de los que se debe de ver y sentir, esta banda ya no es un experimento, es todo un grupazo que hace que cualquier noche sea especial.
Texto y fotos: Eduardo del Olmo