Yawners presenta su tercer disco, «Superbucle»


Portada de Superbucle. Fotografía de Arnau Elías y diseño de Miguel Ángel Acosta

Desde «Un día genial» hasta «Un día horrible», el nuevo disco de Elena Nieto es un ciclo invadido de miedos, ilusiones, contradicciones, inseguridades y excitaciones.

«A esto se le llama refinar la fórmula. Yawners ha ganado en complejidad, en matices, en versatilidad, en detalles. Hasta los referentes que ha ido manejando a lo largo de su trayecto aparecen más difuminados que nunca. Casi licuados, a punto de evaporarse. Y eso no le ha restado pegada a su argumentario. Al contrario. Hay en este tercer álbum algunas canciones que podrían poner patas arriba el recinto de cualquier festival con la misma determinación que esos grupos españoles de dominio público que ya se aburren hasta de sí mismos de verse inscritos en su cartelería. La invitación al baile de “Las horas pasan” (lo más sintético que ha hecho nunca) o “Self – diagnose” es inequívoca. Esta última, por cierto, es la única en inglés: si en «Duplo» (2022) el reparto idiomático con el castellano ya rondaba el cincuenta por ciento, ahora prima claramente la necesidad de hacerse entender sin ambages. Se nota también que la salmantina Elena Nieto ha rebasado los treinta: hay todo un ciclo vital desde la inaugural “Un día genial” hasta el broche que es “Un día horrible”, con toda su gama de claroscuros jalonando el trayecto. Hay que haber vivido lo suyo para saber plasmarlo. Y lo hace afinando el tiro. Mucho.

El anclaje al rock independiente más vitaminado de los años noventa sigue ahí, pero en «Superbucle» (2025) se entrevera con influjos que hace un par de años ni siquiera hubiéramos sido capaces de sospechar. Los riffs adherentes, las dinámicas tensionadas, los ganchos melódicos, permanecen. Pero es muy difícil no acordarse de los Cure de “Friday I’m In Love” al empaparse por las radiaciones pop de “Un día genial”. Es complicado no evocar la escuela de La Buena Vida al dejarse arrullar por las trompetas, las cuerdas y las guitarras acústicas de “La estrella eres tú”. Es imposible no evocar la tradición indie pop británica de los ochenta – la que sublimaron The Smiths – al contagiarse de la melancolía de “Sálvame”. Sí, es cierto que tampoco falta el guiño a los Weezer, algo que ya había explotado en entregas precedentes, pero incluso cuando “Dolor en el pecho” lo revela, lo hace con un rango de matices superior al de banda de Rivers Cuomo en su uso de la secuencia calma – ruido – calma, enseña de aquellos noventa alternativos.

La complejidad sónica es pareja a la lírica, invadida de miedos, ilusiones, contradicciones, inseguridades y excitaciones que reflejan los textos de las canciones. Los bajones y los subidones de esa montaña rusa en que se convierte esa época de tu vida. El momento en el que quizá no tienes del todo claro lo que quieres pero sí lo que ya no quieres. Mérito también, cómo no, de la producción compartida con Santi Garcia (Viva Belgrado, La Habitación Roja, Toundra), Emili Bosch (Rigoberta Bandini, Cala Vento, Amaia), Juan Pedrayes (Carolina Durante, Axolotes Mexicanos), David Soler y Marcel Bagés (Maria Arnal, Alizzz). Como una simbiosis entre la escuela post hardcore, la nueva escena guitarrera estatal y la mejor arquitectura pop electrónica de nuestra actualidad. Este «Superbucle» es, en realidad, una cuadratura del círculo. El disco se publica como una coedición de Montgrí junto a Counter Intuitive Records (USA, Canadá y UK) e Inpartmaint Inc. (Japón)


Carlos Pérez de Ziriza

PRÓXIMOS CONCIERTOS
29/Marzo – VALENCIA – Veles e Vents
5/Abril – PIZARRA, MÁLAGA – FESTIVAL AL ANDALUS
10/Abril – MADRID – Sala El Sol
4/Mayo – MADRID – SESIÓN VERMUT – SAN LORENZO DEL ESCORIAL
05/Junio – BARCELONA – Primavera Sound
21/Noviembre – BARCELONA – Sala Upload

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