Cada junio la encantadora localidad costera de El Puerto de Santa María se llena, como cantaba Marisol, de luz y de color. No es para menos, pues cada junio vuelve a la ciudad Monkey Weekend, el hermano pequeño de Monkey Week y al que oriundos y visitantes no tardaron en bautizar como #elMonkeychico. ¡Pero que me aspen si este Monkey no es cada vez más y más grande!
De hecho, la octava edición de Monkey Weekend volverá a contar con tres jornadas, ahí es nada, de toneladas de música en directo, alegría a raudales y un ambiente tan festivo que haría palidecer al mismísimo Dinio. Y todo, recordemos, en pleno casco histórico de una de las ciudades con más poder de seducción más abajo de Despeñaperros.
Arrancaremos el viernes 13 de junio en uno de esos decorados que solo puede ofrecer El Puerto de Santa María, el Castillo de San Marcos. Sus imponentes muros albergarán, una edición más, la noche inaugural del festival, con unas protagonistas a la altura de las circunstancias, faltaría más: esa pareja creativa tan bien avenida que forman el guitarrista Pedro de Dios (Guadalupe Plata) y el cantaor Antonio Fernández, que han dado luz a uno de los álbumes más bellos del pasado año, «Cantes Malditos» y que participan en el festival gracias a la colaboración de Fundación SGAE en el programa FlaMonkey; esos cronistas de lo cotidiano al ritmo (y el alma) punk que son Chaqueta de Chándal; y nuestros queridísimos Parquesvr, la banda que no debiera faltar en ningún festival, hostias. Para rematar a la escuadra una noche pluscuamperfecta, la fiesta continuará hasta bien entrada la madrugada con los ritmos latinos del belga Susobrino y las sesionacas repletas de ritmos rotos pero diversión constante de Bazofia y Nix. Además, y por si fuera poco, los djs de Anunnaki’s Club Corner prometen hacernos entender por qué ese club de Aracena se ha convertido en uno de los oasis musicales de nuestra Andalucía.
El sábado 14, y como es habitual en Monkey Weekend, habrá que limpiarse las legañas y sacudirse la resaca para comenzar desde mediodía a disfrutar de la brutal, variada y amplísima oferta musical del festival. Porque desde bien tempranico y hasta el amanecer del domingo, el menú no puede ser más rico, ¡ay mami! La urgencia punk y tan fresca de Amor Líquido, la mirada a la tradición latinoamericana de los portugueses Arianna Casellas & Kauê, el marciano show de Beta Máximo, la furia desatada de unos chiquitos pero enormes Boston Babies, Carlangas o ese hombre que todo lo que toca lo convierte en verbena (y de la buena), el radiante pop de unos cada vez más maduros pero también más sorprendentes Colectivo Da Silva, esos Cometa dispuestos a volar alto al ritmo de glam pop, las melodías pegadizas de unos siempre encantadores Detergente Líquido, el diablo de shanghai y su endiablada capacidad de regalar temazos, la visceralidad de un cantautor único en su especie como Fajardo, el diálogo de tú a tú de un veterano curtido en mil batallas como Fernando Alfaro, el punk como lo entendería Tex Avery que firman Finale, la ferocidad sin límites de unos apabullantes Ideal Victim, ese trovador de los nuevos tiempos llamado Jordi Ganchitos, el bullicio clubber de Juguete, la contagiosa felicidad generacional de julia de arco, el hyperpop de una mariagrep dispuesta a zamparse el mundo, el flow despendolado de toda una reina como Metrika, la sublime elegancia de Mundo Prestigio, el nihilismo tan ruidoso como adictivo de Ortopedia Técnica, las proclamas 100% coreables de los inmensos Parquesvr, el diálogo entre flamenco y electrónica con la sensibilidad de Ravecalé & Soledad Gatica (y que también se presentan de la mano de Fundación SGAE y FlaMonkey), la voz, la exquisitez y, ah, esas canciones de Roy Borland, y la locura new wave de los imprevisibles Sal del Coche. Sumemos también las vibrantes sesiones de una dama de las cabinas como Clyde y la veteranía a los platos del hombre, oh sí, Dj Man, y la fiebre del sábado, tanto de día como de noche, está más que servida.
Sin olvidarnos, por supuestísimo, del ya clásico Karaoke Los Jaguares. Una de las sensaciones año tras año del festival y que, una vez más, no podía faltar: un karaoke en toda regla pero con banda en vivo, nuestros queridos Los Jaguares de la Bahía, o lo que es lo mismo, Paco Loco, Pablo Errea, Patri Espejo y una caja de ritmos.
No se vayan, aun hay más: el domingo 15 de junio toca despedida por todo lo alto. Y qué mejores protagonistas que Emilia y Pablo, que llegan al festival de la mano de AIE y su ciclo AIEnRuta-Artistas, como ocurre en el caso del ya citado Carlangas. Los chilenos afincados en nuestro país, un dueto de ensueño que mira al pasado desde el presente y enlazan con tanta maestría como delicadeza folclore y contemporaneidad, tradición y vanguardia, serán los anfitriones de un adiós como solo #elMonkeychico y todos los monetes se merecen.
A tan sensacional cartel, con más de una treintena de artistas en total, conviene añadir por supuestísimo el encanto a mansalva de las localizaciones del festival. Porque Monkey Weekend no es un festival al uso, y por eso sus escenarios se ubican en espacios nada convencionales: de un castillo a una bodega, pasando por una pista de coches de choque (¡ese bizarro Escenario Jägermusic!), una destilería o una peña flamenca, ¡todo cabe en esta bendita locura!
Una cita indispensable que también cuenta con otros reclamos impresionantes: el tapeo local para chuparse los dedos, unos precios más que populares, ese buen tiempo tan gaditano y esa tradición tan Monkey de convertir todo el festival —y por extensión todo el centro de la ciudad— en un mismo backstage, donde se mezclan por igual artistas, público, periodistas y sí, también, algún que otro despistao. Bienvenido sea. Que aquí somos todos familia.
Si quieres formar parte de ella, ya están disponibles tanto los abonos como las entradas por días a través de DICE: los primeros al fantástico precio de 45 euros (más gastos de gestión), las entradas de viernes a tan solo 30 euros (más gastos de gestión) y las de sábado a 40 euros (más los gastos de gestión también correspondientes). Eso sí, los aforos son limitados, y las entradas, un año más, volarán cual temazo de Domenico Modugno. No sería la primera vez que Monkey Weekend colgara el cartel de «entradas agotadas». El que avisa, no es traidor. Ya lo decíamos un pelín más arriba: ¡aquí todos somos familia!