«Claridad y laureles», contundente álbum debut de Bum Motion Club


Portada «Claridad y laureles», cuadro original de Juan Feo

Parapetados tras un muro de distorsiones cortantes, melodías adictivas, ensoñaciones dreamwave y textos punzantes; Bum Motion Club nos presentan con su nuevo trabajo, «Claridad y Laureles», la confirmación de lo que ya venían anunciando a gritos tras su ópera prima, «Delta» y su continuación en forma de EP, «Niebla»: en Aranjuez se esconde uno de los secretos mejor guardados del universo de la música independiente actual. Bum Motion Club suenan genuinos, contundentes, inquietos y expansivos; y por suerte han sabido capturar a la perfección ese estado de gracia en forma de ocho canciones redondas que conforman uno de los discos más interesantes y completos publicados recientemente en este país.

«Claridad y Laureles» es un disco en el que todo funciona, como un mecanismo perfectamente engrasado y dirigido con puntería de francotirador y precisión de cirujano. Funciona la frialdad y sedosidad de los sonidos sintéticos; la épica urbana y nocturna; los estribillos ganadores con vocación de himno generacional; y la extraña luminosidad que atraviesa el disco, a menudo escondida tras capas y capas de densidad brumosa. Funciona la pulsión de baile que aparece por momentos en unas composiciones construidas sobre un ADN pop, y funciona la rugosidad de poso post-punk elegida cuando toca embrutecer el ambiente. Bum Motion Club nos invitan a transitar ese sendero usando un lenguaje propio, a medio camino entre lo industrial y lo humano; con las dosis justas de electrónica cerebral, en equilibrio funámbulo constante con unas texturas analógicas heredadas de la tradición shoegaze. Sonidos del siglo XX para plasmar un desasosiego característico del siglo XXI.

Las ocho canciones que dan forma a la puesta de largo de Bum Motion Club encajan a la perfección, como piezas de un puzzle misterioso que interactúan creando un todo coherente y cohesivo a base de sintetizadores oníricos, guitarras atmosféricas, bases rítmicas sólidas y monolíticas, y textos con un pie en el desasosiego y el otro en la esperanza. La cosmogonía synthpop de Bum Motion Club es oscura, sí, pero siempre se acaban colando destellos de luz a modo de clavos a los que agarrarse; como un cruce imposible entre las partes más ásperas de Chromatics o Beach House, y la cara más amable de Triángulo de Amor Bizarro o The XX; todo bien cobijado bajo la alargada e inevitable sombra de The Cure o My Bloody Valentine.

El mundo nos hizo así, el mundo y toda su mierda”, dicen Bum Motion Club envueltos en neblinas; y vista la redondez de su nuevo trabajo, esa frase que podría sonar a lamento se convierte en realidad en un puñetazo sobre la mesa, tan desafiante como certero.

«Claridad y Laureles» fue grabado en El Búnker de San Crispín por David Baldo y en Los Invernaderos por José Doel y Fernando Monedero. Mezclada y Producida por Alejandro Leiva y masterizada por Javier Roldón (Vacuum Mastering).

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