Empieza el frío en Madrid y con ello los conciertos de sala cerrada, tanto en salas pequeñas, como en grandes escenarios como el teatro Barceló y gracias a Vibra Mahou hemos podido disfrutar de una gran noche. Con Arturo Paniagua como maestro de ceremonias y el teatro lleno hasta los topes empezó una sesión muy esperada por el cartel que se ponía en escena.
Empezaba fuerte la sesión con Candela Gómez, cantautora de corto recorrido por ahora, pero que, si sigue por este camino, seguro que la vemos muy a menudo en escenarios como este y mucho más grandes. El registro de esta cantautora es muy amplio e hizo gala del mismo, desde canciones más intimistas como “No es que no te quiera” donde muestra una voz entre aterciopelada y rota, con guitarra acústica y sin banda, hasta canciones como “Amores cuchillo”, canción totalmente rockera, con guitarra eléctrica y con la banda al completo levantando el ánimo del público que se iba entregando cada vez más.
A destacar los últimos dos temas con Rafa Val como invitado de excepción, ver a estas dos voces compartiendo escenario vale sin duda cada euro de la entrada, se compenetran muy bien, Candela se nota que admira a Rafa y Rafa cree sinceramente en la voz de Candela y esto hace que cualquier canción aparezca en su mejor versión.
Por último y tras otra presentación de Arturo Paniagua, el plato fuerte de la noche Viva Suecia. Poco que decir de la banda murciana, su público, muy amplio, es un fiel seguidor y hace de cada concierto una experiencia distinta que te hace amar cada vez más su música. Para la ocasión Rafa Val tocaba con una guitarra acústica y su batería Fernando Campillo no usó bombo, mientras que los demás miembros Jess Fabric y Alberto Cantúa si usaron instrumentos eléctricos. Lo mismo da, esta banda tiene el poder de levantar una sala entera aunque el concierto tenga estos tintes acústicos.
Como viene siendo habitual, tocaron repertorio de sus cuatro álbumes de estudio, con un orden de canciones brillante, es decir, fuimos de menos a más. Esta banda emociona cada vez más, a destacar temas como La Voz del Presidente, en que el auditorio no pudo más que entrar en éxtasis, al igual que con Bien por ti. Como traca final, para sorpresa de todos los asistentes, junto a Candela Gómez,
regalándonos de nuevo un gran dueto, el concierto se cerró con una adaptación de “La canción más bonita del mundo” de La Oreja de Van Gogh, canción que cualquier millenial presente (el 90% del auditorio) conoce y ha bailado alguna vez en su adolescencia.
En definitiva, un concierto de los que dejan huella, con una gran artista de telonera, digna de ser artista principal y un plato fuerte de los que dejan los vellos de punta durante una semana.
Texto y fotos: Eduardo del Olmo