Siguiendo en la linea de conciertos de la Semana Grande de Gijón y después de la buena vibra que me había dejado Orbital, tocaba el turno de Delaporte. Sandra y Sergio estaban dispuestos a hacernos bailar toda la noche, y lo consiguieron.
A pesar de la lluvia que acompañaba los primeros 20 minutos no fue motivo para dejar de saltar, bailar e incluso adentrarse en pogos en los que servidora participó. Estaba deseando verles en vivo les tenia muy pendientes, y ya están en mi top de conciertos inolvidables. No se lo pierdan, no decepcionan.
Al grito de «Muerte al que no me reviente el suelo» y la lluvia cesando, no importaba ya la ropa empapada, entramos en calor ipso facto. Fue un no parar de temazos como Toro, Soy de aquí, Ni un beso, Angel caído, Los lobos, Redención o Cariñito.
Déjate caer, titulo que da a su ultimo álbum, nos habla de miedos, superación, aprender, no temer a los errores, ser libre y amar sobre todas las cosas. Pop electrónico que te eriza la piel, y hace saltar al mismo tiempo. La plaza mayor llena de ángeles caídos fue testigo de ello.
Sandra lo vive, lo siente, nos hace participar, baila con Sergio y nos recuerda que es su mejor amigo. Un equipo que logra transmitir esta maravilla de música que es Delaporte y que en vivo es una experiencia que no decae en ningún momento, porque desde luego no lo van a permitir.
Llegando ya el final de la fiesta y como es costumbre, suena Cariñito y Sandra se adentra en el publico para participar en un pogo en el que surge una anécdota, ya que su trenza se enreda en el pelo de un chico al cual le pregunta su nombre y dice que es el destino. De nuevo en el escenario ya con la melena suelta, locura final al grito de «Muerte al que no me reviente el suelo», agradeciendo a Gijón y prometiendo volver. No sin antes irse al Sella de fiesta. Que así sea, pues ya estoy aullando como los lobos deseando verles de nuevo.
Viva la musica en vivo, ayer, hoy y para siempre…
Texto y fotos: Julia Braña