Volvía el Concert de Benivinguda de la Universitat de València a su localización original, o por lo menos, a la que más exitos organizativos le ha dado.
Tras el fiasco del año pasado, donde con un cartel espléndido quedo deslucido por problemas con las autoridades, volver al emplazamiento de la Plaza de Toros auguraba por lo menos, una mejor organización, mejor infraestructura y más afluencia de gente.
La presencia de Manel y Supersubmarina, como platos fuertes, y la de Crimentales como valor emergente daba un cartel de calidad que quedo reflejado en el buen ritmo de venta de entradas y una notable asistencia.
Con un clima amenzando lluvia, las dudas volaron por la ciudad. Había zonas que recibían un aguacero de órdago, y otras chispeaba incesantemente, por suerte, en la Plaza de Toros de Valencia la lluvia era con cuentagotas e intermitente.
Mi llegada al recinto coincidió con los ultimos compases de Crimentales. Trallazos de poprock que escuché mal mientras entraba al recinto. Lástima no haberlos podido disfrutar y contar mejor la experiencia.
Con un posicionamiento de grada centrada, y una plaza de toros con el foso bastante lleno y las gradas medio despobladas, aparecieron los baezanos Supersubmarina. Ya comenté, y no lo digo para ponerme medallas, cuando los vi hace bastante tiempo, que esta gente con tiempo iban a jugar en la misma liga que otras grandes bandas del indie nacional.
Presentando su EP «Retroalimentación» y viniendo del que seguramente haya sido su año triunfal, comenzaron una actuación que a mi gusto quedo deslucida por un sonido casi verbenero. Los técnicos iban y venían, y al menos en la grada el sonido no llegaba nítido. Para los fans acérrimos fue un buen concierto. Tocaron la mayoría de sus éxitos como «Ola de Calor», «Supersubmarina», «Cientocero», «LN Granada» o «Kevin McAllister», dejándose en el tintero «Ana» que es de mis favoritas, y no se yo si están para ir regalando temas. Al final me dejaron con la desazon de una descafeinada actuación, no se si por mi ubicación o porque no sonaron como me hubiera gustado. Los fans, encantados, atronadora ovación, pero os aseguro, que el que no los conocía, se convirtiera al instante.
Y venía el plato fuerte, Manel. Yo perdía mi «Manelginidad» ya que hasta la fecha no había podido disfrutar de su directo, y no había ahondado en demasía en su obra. Las referencias eran buenas, se que habían llenado hasta en madrid, teniendo en cuenta el handicap de que sus letras en catalán pueden ser obstaculo para llegar a más gente. Pronto aparecieron en escena, con ya la Plaza de Toros llena hasta la bandera y las gradas bien pobladas.
Al principio me sonaron algo planos y aunque el sonido era muy bueno y se les nota que estos chicos saben de música un rato, no me acabaron de enganchar. A mi alrededor el tedio se apoderó y hubo timidas reacciones contrarias, pero bueno, aguantamos el tipo, ya que algunos de la gente que me acompañaba insistieron que valía la pena, y vaya, no se equivocaron. Cuando al fin se arrancaron con temas más animados la gente pareció enloquecer y a bailar. Letras divertidas, grupo coreografiando timidamente y canciones como «Aniversari», «Ai Dolors», “Captatio Benevolentiae” ayudan bastante.
Abandonaron el escenario y había ganas de más. Salieron a los bises y me tocaron la fibra. Una versión de mis queridos Pulp y su «Common People», rebautizada por ellos como «Gent Normal», la arrancaron más en clave de folk, adaptandolo a su música, para ir transformandola poco a poco en una versión más rock como la original. Finalmente cerraron una magnifica con su éxito «Al Mar».
Me convencieron y si, gracias a perder mi «Manelginidad» me he «Manelizado», pero no solo por su música, sino por su fuerza y mensaje. Lejos de politiqueos e historias de ultratumba, como este cantada la música no importa, su mensaje llega y tiene más fuerza que todo eso. Enhorabuena.
Xavi Hernández