Crítica de discos: Maxïmo Park – Too Much Information


Maxïmo Park

Too Much Information

V2 Records 2014

La historia de Maxïmo Park es un poco la de unas cuantas bandas indie-rock británicas surgidas tras el auge de Franz Ferdinand, aunque con matices. Su efervescente debut A Certain Trigger (2005) no coló entre lo mejor de su generación, pero contenía suficiente fuerza y hits en su propuesta post-punk, y tuvo una continuación a su altura en Our Earthly Pleasures (2007), un trabajo algo más pop. Todo lo que ha venido después no ha sufrido ningún cambio estilístico significativo, e incapaces de dar con el nivel de sus comienzos con discos bastante flojos, A Quicken The Earth (2009) y The National Health (2012), los de Newcastle iban directos a engrosar las listas de hypes sepultados por el olvido.

Sin embargo, agarrándose a tres o cuatro tablas (los teclados de Lukas Wooler, algún video apañadete, o el carisma sobre los escenarios de su líder Paul Smith, con su inconfundible aspecto de rabino) han conseguido llegar hasta su quinto disco, Too Much Information, una década después del revival que les vio nacer. Y además sorprendiendo para bien, pues el single Brain Cells se aleja bastante de su sonido habitual, con un halo de misticismo realmente envolvente. Con el minimalismo electrónico ocupándolo todo, desde el tratamiento de la voz de Smith a los sintetizadores, la canción va soltando euforia conforme avanza, emparentando con el sonido de grupos como The Knife o Hot Chip.

Too Much Information puede llevar un poco a engaño por el inicio de Give, Get, Take, que es de lo más parecido a antiguos hits como Apply Some Pleasure, pero hay más sorpresas y atrevimiento en el disco más allá del single. Parece que la autoproducción ha dado confianza al grupo, y prueba de ello es Leave The Island, un medio tiempo muy ochentero que parece inspirado tanto por Soft Cell como por el Enjoy The Silence de Depeche Mode, y que cuenta con una de las mejores letras de su carrera (“so we watch the wáter swell from a Scottish hotel, have you ever fell, have you ever fell”). Aunque para mí; la joya del disco es claramente Lydia, The Ink Will Never Dry, que por título, letra y guitarras bebe del legado de los Smiths. El mejor momento romántico de Maxïmo Park, tras la estupenda Books From Boxes de su segundo disco.

En My Bloody Mind mezclan de manera consistente una buena dosis de guitarras de Duncan Lloyd (que recuerdan a The Jam o Wire) con una emotiva outro final de piano, mientras que Is It True? vuelve a retomar la vertiente electrónica aunque de manera menos elegante que en los singles. La segunda parte de Too Much Information es de tono menor, pero al menos es entretenido reconocer en los numerosos guiños a varias influencias del grupo, como Chameleons (Drinking Martinis), Gang of Four (I Recognise The Light), Ramones (Her Name Was Audre) o Echo & The Bunnymen (Midnight On The Hill). La balada sesentera When We’Re Going cierra el disco con unos dulces coros enfatizando el acento geordie de Paul Smith, que saca adelante junto al resto de los Mäximo Park un trabajo más que digno, sin la pegada de los dos primeros, pero en el que por fin dejan de sonar a refrito y se mueven acertadamente hacia nuevas direcciones.

Juan Pablo Reig

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.