Sidonie
Sierra y Canadá
Sony Musica 2014
Marc Ros (voz, guitarras) Alex Pi (batería), y Jesús Senra (bajo) conforman desde hace más de diez años una de esas pocas bandas nacionales que, desde unos orígenes indies, han conseguido disco a disco un nivel de estabilidad y de ventas más propio de los grupos de radiofórmula, incluso con algunos años de antelación al estallido comercial de Vetusta Morla, Supersubmarina, Lori Meyers, etc. Las claves del éxito del trío pueden resumirse en dos; por un lado dar con un hit del calibre de On The Sofa, perteneciente a su segundo álbum Shell Kids (2003); y por otro el cambiar sus letras del inglés al castellano en Fascinado (2005) al mismo tiempo que suavizaban el perfil psicodélico de sus canciones, cada vez más pop, en discos interesantes como Costa Azul (2007) y otros más irregulares como El Incendio (2009).
Tras una breve vuelta a los orígenes lisérgicos y sixties en El Fluido García (2011), y una larga gira de presentación del mismo, el regreso de la banda barcelonesa planteaba el interrogante de que cual iba a ser el camino a seguir. La sorpresa ha venido en forma de potentes sintetizadores y teclados, que presiden el adelanto Sierra y Canadá (Historia de amor asincrónico). La canción también da título al disco y desarrolla la historia de cómo dos personajes (ella, Sierra; el, Canadá) pueden desarrollar sus sentimientos de manera totalmente extemporánea, justificando así una temática melancólica. A pesar de lo raro que pueda parecer escuchar a Marc cantando sobre robots que no son capaces de entenderse, la cobertura electrónica no les sienta mal, además que la estructura de la canción no está tan alejada de singles anteriores como Costa Azul.
Rompe tu voz insiste en los sintetizadores y órganos como nueva fuerza matriz del grupo, con influencias presentes que nunca hubiéramos imaginado en Sidonie, como OMD o Soft Cell. El toque sintético sigue presente en Gainsbourg, tecno-pop sexy que cruza la oscuridad de los Depeche Mode de Black Celebration con la euforia de Eurythmics, uno de los mejores temas del disco; y también en Yo Soy La Crema, con un punto ligeramente disco en el estribillo y cuya letra parece atizar la arrogancia de la escena indie que algunas veces les ha desdeñado.
Un Día de Mierda, a pesar de su título, recuerda por su aire medio divertido a Love of Lesbian, y con sus cuerdas, coros y silbidos da lugar al momento más luminoso del disco (“me pongo a ver El Apartamento, para escapar de este maldito tiempo”). Otro tema destacable es Canadá (El Feo de los Wham) oscila entre la tristeza del fracaso y lo entretenido de sus múltiples referencias al eterno segundón (Salieri, Robin, el propio Canadá). Estáis Aquí comienza demasiado tonta como para tomársela en serio, para acabar sonando eufórica a algo parecido a un híbrido de Bloc Party y los MGMT de Oracular Spectacular. Con mejor fortuna, El Mismo Destello une el post-punk y el pop guitarrero tan propio de Sidonie, en lo que podría convertirse en uno de sus futuros himnos.
Lo más experimental de Sierra y Canadá son los giros kraut de Las Dos Coreas (en algunas ocasiones recuerdan a un tango) con letra que incide en la descompensación de las relaciones sentimentales (“siempre hay uno que ama más que el otro”), construida como muchas canciones del disco a partir de un órgano Lowrey. El sonido final del disco está presidido por el synth-pop, especialmente el de The Human League y Ultravox, en canciones como La Noche Sin Final o la siniestra Hiroshima Mi Amor, que no acaban de conmover como deberían.
Con sus luces y sombras, Sidonie se alejan de las melodías convencionales para facturar un disco mucho menos inmediato que sus predecesores y al que cuesta imaginar en directo. El giro electrónico que han dado, en algunos momentos brillante y en otros un poco artificial, seguramente será más entendido por aquellos que gozaron de sus dos primeros discos que por los fans que ganaron a partir de Fascinado.
Juan Pablo Reig
Hola Amigos del Club
Me ha gustado mucho vuestra reseña. He sido seguidor de Sidonie desde su primer disco, que coincidió desgraciadamente con la muerte de Harrison, al que le rendían siempre un homenaje en todas sus entrevistas. Así que desde aquellos días hasta ahora he ido escuchando cada uno de sus discos. Efectivamente este supone un giro que si bien en la primera escucha no gusta en la segunda o tercera entra cada vez mejor. Me gusta que experimenten sin perder su esencia.
Buen martes!
Muchas gracias por tu comentario, me anima a seguir escribiendo reseñas. A Sidonie les tengo mucho cariño desde que los descubrí con Shell Kids.
Perdona la tardanza. Un saludo!