El Columpio Asesino
Ballenas Muertas en San Sebastián
Mushroom Pillow – 2014
Para los que la marca en nuestra frente es la de Caín, el nuevo disco de El Columpio Asesino ha llegado como agua de mayo, nunca mejor dicho. He de decir que la música de estos pamplonicas siempre me ha atraído. Desde esas canciones lentas, depresivas, hipnóticas, que escuchabas porque te oprimían el pecho al hacerlo, tales como Cenizas, donde una mirada vieja y cansada lo decía todo no diciendo nada. Hasta ese Ye Ye Yee donde nunca tuvimos sitio en el sofá de papá, que en concierto te incitaba a empujar sin contemplaciones a todos los que tuvieses a tu alrededor. Diamantes fue, sin duda, el disco que más los popularizó, llegando a hacer sonar ese Toro en sitios inimaginables para un grupo de este estilo. Pero que contenía otras exquisiteces como Perlas o MGMT, que sólo se podían disfrutar de verdad tras sucesivas escuchas, llegando a causar obsesión.
Queridos lectores, esa obsesión que pudiera haberles producido cualquier otro disco o tema de este grupo se quedará pequeña tras la segunda pasada a ‘Ballenas Muertas en San Sebastián’. Un título que antes de escuchar el tema que le da nombre parece no tener sentido, pero que tras las estrofas cantadas por Cristina parece resumir a la perfección la mierda de última década que nos ha tocado vivir: coches bomba, Venecias apestosas, ferrys hundiéndose mientras sus miserables capitanes son los primeros en abandonar el barco… jodidas ballenas muertas en las playas más jodidamente turísticas. Desde la Intro de Babel hasta Entre Cactus y Azulejos las canciones se suceden con un desorden de ritmos necesario. Es uno de esos discos que sólo pondrás en el coche cuando vayas con gente que también comparta tu gusto por lo sórdido y lo auténtico, porque cualquier otra persona te miraría como ese bicho raro que realmente eres. Uno de esos discos que con los años se valorará todavía más por su honestidad, calidad y distanciamiento de las tendencias contemporáneas.
Desde aquí os animamos a encerraros en vuestra habitación, tumbaros en la cama, escuchar el disco al máximo volumen que vuestros vecinos os permitan y pasar por esa sucesión de estados de ánimo que os irá dejando. Desde apretar los dientes con una mueca de odio recordando a actuales o anteriores parejas con la ‘Lombriz de tu Cuello’ (déjame en paz!!!). Hasta esa calma de imaginarte sentad@ ‘A la espalda del mar’.
Santi Jiménez