Royal Blood
Royal Blood
Warner Music 2014
La sensación británica de la temporada es un dúo de Worthing, Brighton, el formado por Mike Kerr (bajista y cantante) y Ben Thatcher (batería). Matt Helders (Arctic Monkeys) se convirtió en su inesperado publicista el día que tocó con su banda en el festival Glastonbury de 2013, y el grupo siguió ampliando el boca a boca con la publicación de singles a lo largo de todo este año.
En sintonía con otros celebres dúos de los últimos tiempos, como The White Stripes o The Black Keys, Royal Blood han saltado al primer plano justo en el momento adecuado, con la recuperación de un rock más desgarrado y sexy, dejando atrás el revival ochentero de hace unos años. No hay más que oír su primer single, Out Of The Black, para dejar claras estas intenciones en lo musical; un puñetazo que contiene sangre (real o no) a raudales (“i got a gun for a mouth and a bullet with your name on it, but a trigger for a heart beating blood from an empty pocket”), en el que como ellos mismos dicen el metal viene a ellos aunque no lo busquen.
Su económico pero rotundo sonido viene explicado por la división del bajo de Mike Kerr en dos salidas, una para guitarra y otra para bajo, aproximándose a los proyectos de Josh Homme (Queens of The Stone Age sobre todo), aunque con muchas y variadas influencias. El mejor ejemplo lo encontramos en Come On Over, una apisonadora que cruza la potencia rítmica de Tool o Deftones con los riffs que Matt Bellamy de Muse se marcaba en Absolution, e incluso con un poco de deje a Nirvana (Heart-Shaped Box) en el estribillo. El reciclaje es claro, pero la vitalidad lo hace aparecer novedosamente fresco.
El álbum se escucha rápido, sin dar tregua en ningún momento. Figure It Out, en mi opinión su mejor canción, podría figurar como uno de los mejores himnos guitarreros de The White Stripes, con una combinación de bajo seco, paradas de batería y falsetto extraordinaria, y un acelerón final que no puede mantenerte sentado. You Can Be So Cruel, una que todavía no ha sido single, te gustará si Muse ha sido una de tus bandas preferidas y ahora andas horrorizado por la megalomanía que desprenden. Como mucho podrás respirar en Blood Hands, un medio tiempo al que sin embargo, no le falta esa garra y sensualidad ya comentadas.
Royal Blood toca todas las épocas del hard-rock, desde la muy noventera Little Monster a sonar como unos rejuvenecidos Led Zeppelin en la sinuosa Loose Change. En Careless llegar a sonrojar de lo parecido a la voz y las guitarras a Jack White, siendo el homenaje más descarado de un álbum; no obstante, entretenidísimo y vibrante, que acaba con la aguerridas Ten Tonne Skeleton (con un staccato de guitarra estilo Rage Against The Machine) y Better Strangers. Apabullante debut, cuyo masivo éxito en UK ha levantado mucho hype, pero del que se puede extraer que el rock está lejos de estar muerto.
Juan Pablo Reig