Johnny Marr
Playland
New Voodoo 2014
The Messenger fue uno de los discos que más me gustaron de 2013. Tras años prefiriendo engrasar motores ajenos y siempre en un tranquilo segundo plano, Johnny Marr decidía por fin reclamar para sí mismo créditos y focos con un brit rock tan efectivo como nostálgico, como una continuación moderna de ese Strangeways, Here We Come de The Smiths (1987), que el mismo Marr nunca llegó a promocionar. Para su continuación, la apuesta ha sido fijarse en las sensaciones de su gira anterior, así como en algunos históricos del punk británico como Buzzcocks, The Fall o Wire. Sumando a la ecuación algunas pequeñas píldoras de jangle pop y tenemos Playland, un disco que mira a 1978-1980 con todas sus fuerzas.
Este “menos es más” da énfasis a guitarras pétreas, percusión vigorosa y melodías con cierto gancho; pero lejos de las cotas alcanzadas en su anterior trabajo. La personalidad de Johnny Marr se refugia en envoltorios crudos pero a menudo intrascendentes como Back In The Box, a lo que hay que añadir letras perezosas en muchas ocasiones, como en el single Easy Money donde repite un facilón “l used to want it all, and it’s money money», que si lo comparamos con las letras políticas de Morrissey queda hasta ridículo.
Con todo, el álbum es disfrutable en tanto que contiene numerosos trucos de perro viejo para hacerlo mínimamente atractivo. El mismo Easy Money engancha con las escuchas, así como Dynamo; dedicada a la torre CIS de Manchester (“whisper to come inside skyline, oh there’s an emptyness”), en las mismas coordenadas power-pop pero con un sutil barniz ochentero. Boys Get Straight recicla acertadamente algunas ideas del catálogo de The Smiths (What Difference Does It Make?) para reconvertirlas al entusiasmo punk, formato en el que también puede entrar el corte titular. Siguiendo con el post-punk, los nostálgicos de Joy Division/Bauhaus tienen una tímida aproximación a su sonido en Speak Out Reach Out.
Paradójicamente, los mejores resultados de este Playland se encuentran cuando Johnny Marr baja un par de marchas; The Candidate es una canción melancólica que entra a la primera, con un riff cristalino de guitarra tan característico como la mandolina en el sonido de R.E.M, y The Trap, para mí la mejor canción, con un contenido halo electrónico y una melodía como no tienen New Order desde ¿Crystal?.
Casualidad o no, este año han coincidido en el calendario los álbumes de los alma mater de The Smiths, Morrissey y Marr. Quien tuvo retuvo; pero viendo la irregularidad, tanto de World Peace Is None Of Your Business como de este Playland, no cuesta nada soñar con la posibilidad de volver una colaboración de ambos, una especie de “tú la letra, y yo la música” tras más de 25 años siguiendo caminos separados.
Juan Pablo Reig