Contra puentes, festivos e inclemencias meteorológicas no hay mejor remedio que juntarte en una de las salas más emblemáticas de Valencia a disfrutar de un concierto. Con una cálida acogida de fieles de Luna y Panorama de los Insectos, se fueron agolpando seguidores de la banda en una sala que poco a poco era un hervidero de gente.
Caldeaba la velada Sara Ledesma. La vocalista de LopLop, acompañada de su guitara y ataviada con sombrero folkie, desgranó una serie de canciones llenas de sentimiento, a golpe de acústica o ukelele según pintaba la ocasión, deleitando con deliciosas versiones de bandas como Daughter o Metric. Su voz, en ocasiones próxima a Beth Orton sonó cálida y acogedora, y dejó un ristre de temas delicados y sofisticados.
Dejó paso a los protagonistas de la noche, los eclécticos Luna y Panorama de los Insectos desgranaron sus nuevas canciones, han ganado en empaque desde que los vi por primera vez en la Sala Russafa hace unos meses y su directo deja de ser tan transgresor. En ocasiones parece que son atemporales, como si su espectáculo pudiera ser disfrutado en cualquier otra época, y me dejan referencias desde La Banda Trapera Del Rio pasando por los ingleses Enter Shikari, alentados por una intensidad emocional inusual hoy en día, altas dosis de locura colectiva que se vieron plasmados en temas como “Toda la Tristeza”, “Agua” o “Todoloposible”.
Los temas con los que arrancaron este viaje a la mente de Carlos Luna y sus secuaces como “Nunca Dormido”, “Dulce” o la ya citada “Agua”, dejaron la sensación que era una noche muy especial para ellos. En esta ocasión, las percusiones y sintetizadores ganan presencia, y dotan a la banda de un ritmo vigoroso, así como la guitarra eléctrica de Abra, da una mayor cercanía los Insectos hacía un directo más convencional y no tan teatral como la última vez que los disfruté en directo.
La calidez del público y su fervor por la banda se vio plasmado en como coreó y vitoreó a la banda en su tema final, “Manos de Mujer Rota”, una canción en ocasiones lisérgica, que hizo que se desfondaran sobre el escenario, dejando los aplausos y vítores durante un buen rato para despedirlos. Un viaje, como ellos mismos definieron al comienzo del show, y que llegó a buen puerto y con ganas de volver a subirse con ellos.
Texto y fotos: Xavi Hernández