El soul de St. Paul & The Broken Bones, el domingo en Barcelona y el lunes en Madrid
“Por fin llegó la cosecha, llegó la cosecha, hermano”, que rezaba aquel anuncio televisivo de los años 80. Y sí, por fin llegó el momento de disfrutar de un directo de soul incandescente, eufórico, de los que saltas cuando acelera y te provoca escalofríos cuando echa el freno. Un directo al que le tenemos muchas ganas, el de St. Paul & The Broken Bones. Son siete sobre el escenario y, probablemente, van a ser tu nueva banda favorita de soul sureño. Conduce la locomotora de este tren el vocalista Paul Janeway, todo un fenómeno: piel blanca, garganta privilegiada, corazón negro y cara de no haber roto un plato. Un “frontman” espectacular. Se crió con dieta musical de gospel y los grandes (Sam Cooke, Otis Reeding, Marvin Gaye), porque en aquella Alabama (vienen de la ciudad de Birmigham) la música secular era un poco tabú. De ese Dr. Jekyll sale el Mr. Hyde en que se transforma cuando sube al escenario. Toda la formación le secunda, con cuerdas, vientos, percusión y coros.
El domingo estarán en Barcelona (Bikini) y el lunes en Madrid (Teatro Barceló), en un tour que es una coproducción de Houston Party y Heart Of Gold. Vienen a presentar su LP de debut, “Half The City”, que salió en febrero del año pasado y del que se han escrito cosas como esta: “Un cautivador, excepcional disco de soul. En un tiempo, en una era, en que la autenticidad está cuestionada, St. Paul & The Broken Bones despejan cualquier duda”. Llevan desde 2011 cultivando, a fuego lento pero seguro, una creciente base de fans a lo largo del sur estadounidense, influenciados por ese fervor de las iglesias y el soul vintage. Los descubrimos en el South By Southwest de 2014 y nos noquearon. No solo a nosotros. Leed este extracto de un diario de la localidad que acoge el evento, el ‘Austin Chronicle’: “Estos Broken Bones y sus inyecciones de viento no se dedican a recrear un groove funky después de otro. Logran hacerlos sonar como algo auténtico, más que ninguna otra banda desde los 70”. Por fin llegó la cosecha.