El domingo, última jornada y arrastrando el cansancio acumulado de tres días de festival, lamimos nuestras heridas con un sol que apenas calentaba y unos Betunizer que nos dejaron gratamente sorprendidos. Cerveza en mano, disfrutamos de una propuesta enérgica y potente sin caer en tópicos reminiscentes a propuestas de corte parecido. Otro nombre apuntado en rojo, que deja patente que, con programaciones así, otro tipo de festivales es posible.
Agotando ya las últimas horas de sol de la tarde, el escenario Ron Barceló acogía a Tórtel. Jorge Pérez repetía festival y escenario con su proyecto más sólido. Dejó muestras de su avance imparable, donde los cortes de su último disco, La gran prueba, suenan cada vez más sólidos y dejan al grupo valenciano con un setlist cada vez más completo y atractivo. A renglón seguido, Yuck fueron también una bonita sorpresa. Aunque no han inventado la rueda, su estilo americano (aunque son británicos) dejó una muy positiva sensación. Tocaron casi del tirón “Get Away” y “The Wall”, dos temas que hicieron las delicias del público.
Envueltos aún por el espíritu adolescente de los EE. UU. en los 90, nos vimos obligados a viajar a golpe de guitarra a la Andalucía actual. Sr. Chinarro dejó muestras de su calidad con la habitual simpatía y buen hacer de Antonio Luque. Entre canciones de sus inicios y más actuales, se abrió paso con un set breve en el que alternó temas nuevos con temas de siempre. Cerrar con «El Rayo Verde» fue un acierto.
El plato fuerte de la jornada se sirve frío, y ya con la gélida brisa nocturna nos reencontramos con la banda norirlandesa Ash en el escenario MBC. A puntito de sacar nuevo álbum, Kablammo!, Tim Wheeler, Mark Hamilton y Rick McMurray iniciaron el recital con el que fue su primer single, “Jack Names the Planets”. Toda una declaración de intenciones, dado que la banda no dio tregua en la horita escasa que estuvo sobre el escenario. Hubo tiempo para presentar material nuevo, como su nuevo single “Coccoon”, con muy buena pinta, por cierto. Todo un cumplido teniendo en cuenta el bajón en su carrera tras la publicación de Free All Angels en 2001. Una tras otra, el grupo se entregó por completo a un público más bien nostálgico que disfrutó como antaño de temas como “A Life Less Ordinary”, “Wildsurf”, “Goldfinger”, “Shining Light”, “Oh Yeah” o “Kung Fu”. Pero la medalla de oro de la primera edición del festival se la ganaron a pulso con la traca final que llegó de la mano de “Girl From Mars” y la elegida para cerrar el concierto, “Burn Baby Burn”. El público para entonces ya había enloquecido en medio de un gran pogo cargado de buen rollo. Si hacía frío, para entonces ya nos habíamos descamisado.
Tras la locura colectiva de Ash, Joana Serrat, con un toque bucólico y folk, no parecía la mejor opción. Otra vez, una mala elección en los horarios. De todas formas, se sobrepuso con canciones dulces y delicadas. Rozando las 23 h, y ya de vuelta al escenario principal, La Roux ofreció una muy buena imagen. Sobre todo eso porque las labores vocales dejaron un halo de duda acerca de si algunas voces venían grabadas. Tras un sospechoso “In For The Kill”, Elly Jackson se disculpó por problemas de voz. Pero a nadie le amarga un dulce: Sus acompañantes en el escenario estuvieron más que correctos y la imagen andrógina de Elly bastó para contentarnos. No pudimos dejar de bailar “Uptight Downtown”, uno de los temas más destacables de su último álbum. Finalmente, se desquitó con un final potente, interpretando su famoso tema “Bulletproof”. Fue en esta donde se disipó toda duda. Si durante el recital hubo alguna voz pregrabada, esta fue en riguroso directo.
La carne ya estaba toda en el asador. Los grandes atractivos de la primera edición del MBC ya habían actuado y ahora teníamos dos opciones: retirarnos con la satisfacción de haber disfrutado de un número muy respetable de grandes conciertos o acabar de disfrutar lo que quedaba de noche. Naturalmente, elegimos la segunda opción, sobre todo teniendo en cuenta la calidad de la oferta de esa jornada.
El encargado de iniciar el fin de fiesta fue DJ Coco, directo de La 2 de Apolo (Barcelona). Su selección fue todo un acierto, como siempre, y el “buenrollismo” invadió al público mientras caían las primeras gotas de lluvia. El cielo nos dio una tregua y nos permitió seguir sin más contratiempos. Sigma recogió el testigo. El dúo de drum and bass supuso un paréntesis antes de volver a un dj set más indie a cargo de 8 y medio DJs. El número de asistentes empezó a disminuir, pero la selección de este set también fue muy adecuada y las ganas de fiesta no se disiparon.
Ya estaba bien entrada la madrugada cuando llegó el turno de unos grandes: 2ManyDjs en su faceta más electrónica y festiva. Dieron una sesión potente y revitalizante para los intempestivos que aguantaban estoicos y con ganas aún de festival, sacando las pocas fuerzas que quedaban ya a aquellas horas. Fue un imperdible fin de fiesta en todos los sentidos. Tremendo. Pocas ganas había de volver a casa, pero decidimos acabar con Edu Imbernon, que puso la nota más potente de la noche y nos hizo bailar con ritmos casi hipnóticos.
Texto y Fotos: Míriam Freixas & Xavi Hernández