Con un concierto en L’Auditori de Barcelona (en la Sala 2 Oriol Martorell), incluido en el Festival Mil.lenni, Scott Matthew iniciará mañana miércoles la gira de presentación de su flamante quinto álbum “This Here Defeat”, que salió a finales de marzo. Un tour que seguirá el jueves en Madrid (Teatro Lara, una actuación que forma parte del 981 Heritage) y finalizará el viernes en Gijón (dentro del Gijón Sound Festival). Con sus cuatro álbumes anteriores (su debut homónimo data de 2008 y el último hasta hace un mes era “Unlearned”, de versiones y publicado en 2013) lo han situado entre los escogidos cuando toca referirse a los cantautores emocionales del presente siglo. La autocompasión y el narcisismo resuenan en la voz de Scott Matthew con un especial encanto. Hay vulnerabilidad e intensidad en su recorrido por las heridas del amor perdido, aunque no llanto hueco, y también hay delicadeza cuando describe sus flaquezas, hasta que llega al lugar donde almacena los recuerdos, pero no mastica esa lástima que chirría. En directo él canta y se encarga de la guitarra, el ukelele y la armónica. Tres músicos le dan cobertura, con piano, chelo, una segunda guitarra y coros. El conjunto logra un efecto embriagador y en ese momento todas las comparaciones y halagos que le han caído desde el principio a este australiano residente en Nueva York (desde 1997), que si es un David Bowie unisex, que si es el otro Antony Hegarty, que si su melancolía de punto andrógino desnuda las canciones hasta llevarlas a un lugar casi etéreo o medio místico, todo eso deja de resultar sospechoso.
Un efecto que aplicará estos días a la interpretación de buena parte de las diez composiciones que contiene “This Here Defeat”, que cogieron forma a lo largo de dos semanas en su apartamento de Brooklyn, con la ayuda del guitarrista alemán Jürgen Stark -con quien ya había colaborado- y que fueron grabadas después, en solo seis días, en Lisboa, ciudad de la que Scott está enamorado desde que trabajó en ella con Rodrigo Leäo (cofundador de Madredeus). “Esta obra es un agradable desvío respecto a mi discografía previa. Sin ser algo totalmente nuevo, sí que es una especie de extensión de lo de antes, una cosa diferente”, ha comentado Matthew. Y así es, sobre todo en las primeras cinco canciones, que son más oscuras y solemnes de lo que nos tiene acostumbrados. Se desarrollan con una intensidad casi elegíaca. No es hasta que llega la sexta canción, la que da título al disco, cuando sale el sol. Una pieza pop clásica, suave, de instrumentación ligera, con una letra paradójica que mezcla tristeza con humor mientras relata el triunfo del amante traicionado. No todo podía ser derrota.
Fechas de la gira:
