Ayer domingo 17 de mayo, más de cien vecinos y vecinas de la ciudad de Valencia han participado en una acción artistico-reivindicativa en la plaza del Ayuntamiento de la ciudad. Provistos de cabezas esculpidas en yeso (vaciados de sus propias cabezas), los participantes han acudido en silencio a la plaza y las han depositado en el suelo de la explanada con la mirada fija en el consistorio, donde han permanecido durante una hora para sorpresa de los viandantes. Al finalizar la acción, los participantes han recogido las esculturas y ha llevado a cabo un recorrido por la ciudad hasta el solar Corona, donde las cabezas permanecerán expuestas unos días.
La acción ha movilizado más de 100 piezas realizadas por el escultor Juan Flores, en el marco del proyecto “cabezas, barrios, ciudad”. Salvem el Cabanyal, Ciutat Vella Batega y Horta és futur, han colaborado en el proceso haciéndose participes de la iniciativa desde el principio y exponiendo a través de sus miembros colaboradores, los motivos por los que “plantar sus cabezas” frente al ayuntamiento.
Y es que esta iniciativa ha venido acompañada de ciber-acciones en las redes sociales en las que representantes de los colectivos mencionados expresaban su sentir sobre los problemas de la ciudad y sobre la necesidad de un gobierno que cuente verdaderamente con la ciudadanía.
Con todo, el proyecto ha sido un proceso de varios meses en el que Juan Flores ha estado acompañado por las fotógrafas Rania Slim y Tania Castro, que han acompañado todo el proceso y por la periodista Berta Chulvi.
Una ciudad participativa
Hace tiempo que la ciudadanía sabe lo que quiere y reclama una forma de gobierno más participativa. Esa capacidad ciudadana para construir la ciudad a la medida de las personas la ejemplifican los tres movimientos sociales que han participado en esta acción con el escultor Juan Flores
“Hay muchas más plataformas que podrían haber estado, pero Salvem el Cabanyal, Ciutat Vella Batega y la campaña “Horta és futur” impulsada per l’Horta son una muestra de cómo la gente lleva ya mucho tiempo generando una nueva manera de entender la ciudad, exigiendo que se les escuche, luchando para que se respeten sus derechos. He querido acercarme a ello desde lo íntimo, desde lo personal, por eso en el taller de escultura hemos hecho sus cabezas” explica Juan Flores.
El proceso: una ciudad de emociones
“El eje del proyecto es un trayecto desde lo personal a lo colectivo del lado de las emociones” añade el escultor. “Hoy somos muchos y muchas los que nos sentimos acompañados, los que sabemos que desde los esfuerzos colectivos, desde el apoyo mutuo somos lo que somos. Y estoy convencido de que eso debe ser escuchado” añade Flores. La forma en que ese mensaje llegará hasta quienes ocuparán en breve el consistorio, tras las elecciones municipales y autonómicas, ha sido colocar todas estas cabezas en la plaza.
La iniciativa empezó en el mes de febrero, con el primer taller itinerante que se montó en el Cabanyal, en l’escorxador, el lugar donde Salvem el Cabanyal lleva reuniéndose más de una década. Continuó en marzo en Ciutat Vella, en Ca Revolta, una de las entidades que forma la plataforma Ciutat Vella Batega y finalizó en abril en la alquería del agricultor Vicent Martí, en plena huerta de Alboraia. Todo este proceso ha sido documentado en el blog uanflores.blogspot.com.
Cuando las cabezas de cada una de las personas estaban ya en sus casas, la fotógrafa Tania Castro y la periodista Berta Chulvi se trasladaron a esos espacios personales para escucharlas. Las palabras de la gente han formado una tupida y compleja red de pensamientos ciudadanos que se ha ido difundiendo por la redes en breves vídeos que se puede visionar en Youtube
Una ciudad de personas y para las personas
En definitiva, se trata de la afirmación de una ciudad de personas y para las personas, representada en ese centenar de cabezas, frente a un poder municipal que a menudo se ha mostrado arbitrario y volcado en un interés particular. Un poder tan amigo de la especulación urbana, como ajeno a los ciudadanos y ciudadanas, que debieran estar en el centro de su atención.
Con esta simbólica acción artística, Juan Flores, los movimientos cívicos aquí representados y las personas que prestaron su cabeza, se colocan en el centro de la plaza, en el centro de la ciudad, como una forma de gritar en silencio que es la hora de la ciudadanía.