La discográfica Houston Party ha realizado un fichaje de auténtico lujo. Se trata de The New Raemon, el proyecto al frente del cual está el catalán Ramón Rodríguez. A partir de ahora se encargarán, asociados con To Be Confirmed Produccions (TBC), de la contratación de sus conciertos. Y qué mejor manera de iniciar esta aventura que anunciar una actuación suya, precisamente. Es la que celebrará el 20 de junio en la gerundense población de Banyoles, dentro del Festival Aphònica. Será un concierto especial, pues The New Raemon tocará en plan acústico en un barco que mientras eso ocurre estará navegando por el conocido lago de dicha localidad.
Volviendo al protagonista del fichaje, hagamos un poco de memoria. Y recordemos que todo empezó cuando, tras más de una década al frente de Madee (proyecto rockero que con una mano agarraba a Sunny Day Real Estate y con la otra a Archers Of Loaf), en 2008 el catalán Ramón Rodríguez decidió volcar un desengaño amoroso en canciones. Fue así como surgió el alias The New Raemon, con el que, con un cambio de idioma (pasó del inglés al castellano), ya firmó aquel mismo año el disco “A propósito de Garfunkel”. Quedaba inaugurada una nueva etapa en su carrera, la más fructífera, y nacía un cantautor de corte folk-rock, entre el indie y el mainstream. Tras un segundo trabajo, “La dimensión desconocida” (2009), la bola de nieve creció tanto que hasta los cantos de sirena de las multinacionales llamaron a su puerta, pero los rechazó y apostó por una fase más oscura, condensada en “Libre asociación” (2011) y “Tinieblas, por fin” (2012). Este año ha puesto en circulación su quinto álbum, “Oh, rompehielos”, que supone también su regreso a BCore, su discográfica de siempre, y con la que Ramón ha publicado diez títulos si contamos sus diversos proyectos. Un trabajo que es un compendio de la claridad y mayor tono acústico de los dos primeros de The New Raemon, y de los dos segundos, más oscuros y eléctricos. La gran acogida obtenida entre su legión de seguidores certifica que su crónica vital, que no separa la obra de las circunstancias del autor, sigue estando en el “candelabro”.