Con más de veinte años de vigencia, el Festival Internacional de Benicassim sigue siendo el rey del verano, aún con el crecimiento de otras propuestas como el Bilbao BBK Live o la competencia que representan los festivales de bajo coste que cada vez más inundan la geografía valenciana. Lejos del espíritu independiente de sus comienzos, el FIB ha devenido en una macroorganización capaz de contentar a todo tipo de públicos, siguiendo los pasos del eclecticismo mastodóntico más propio de un Coachella o un Glastonbury. Y la mezcla funciona. Este año según datos oficiales el FIb ha congregado 30.000 espectadores de media en cada jornada de viernes, sábado y domingo, y 25.000 en la jornada inaugural del jueves, con un equiparamiento de la cuota de público nacional, gracias en parte a los acomodos de artistas patrios de renombre, y unos cuidados cabezas de cartel.
Nos presentamos en la jornada inicial con el final de L.A en el escenario Las Palmas (otrora Verde o Maravillas) que por fin tenían un acomodo digno en el festival, y unos DMA’s que rememoraron a unos incipientes Oasis, pero fue con Crystal Fighters cuando vislumbramos el primer conato de fiesta en el escenario Las Palmas, donde a base de potentes éxitos, supieron aunar lo mejor de su reperorio y caldear el ambiente en una descafeinada jornada.
Crystal Fighters. Foto: Xavi Hernández
Florence + The Machino se resarció de la cancelación hace 3 años y supo lidiar con valentía en una floja jornada inicial con hits de kilates y una elegante puesta en escena. Bucólica y quizá algo almibarada Florence Welch supo encandilar a hombres y féminas en un show potente y compacto donde sonaron temas desde la versión de Calvin Harris «Sweet Nothing» como «Spectrum» o un brillante cierre con «Dog Days Are Over».
Florence Welch de Florence + The Machine. Foto: Xavi Hernández
Elyella cerraron el escenario Las Palmas dejando un buen sabor de boca al público y a ellos mismos, actuando en uno de los pocos certámenes donde todavía no se habían prodigado.
Xavi Hernández
