Siento decirlo con toda la pena de mi corazón pero tras el anodino concierto de los Front 242 en La3 de Valencia, el propio grupo se automargina a la segunda liga del circuito musical alternativo. Si no fuera por los clásicos inmortales que han atesorado a lo largo de una carrera irregular, se diría que eran otro grupo no los Front. Llegaron a ser mentores de la EBM, ¡¡putos dioses!!, con «Front by Front» alcanzaron un respetabilidad inusual para un grupo con una propuesta sonora tan radical e incontestable. Que grupos como Depeche Mode cambiaron su sonido mas tecno-pop por uno mas industrial y adulto es todo gracias a ellos (queda el testimonio gráfico de Martin Gore con camiseta del grupo , ademas de haberlos teloneado al igual que Nitzer Ebb), de NIN que decir, Reznor se lo copió todo y lo tamizó de rock industrial americano, incluso un sonido a priori tan alejado como el Hardcore es deudor de su propuesta con esas señas visuales y actitud tan agresivas. Sin embargo a partir del magnifico «Tyranny (for you)» mantuvieron una errática carrera, se negaron a salir del circuito alternativo y se adaptaron mal a las nuevas corrientes electrónicas que surgían de Centroeuropa.
Grupos de principios de los 90 como VNV Nation o Apoptygma Berzerk le arrebataron el cetro de Reyes de la EBM. Remezclas, directos y algún nuevo trabajo, eso sí, mal adaptado a sus tiempos (¡¡¡llegaron a hacer ambient en la linea de The Orb¡¡¡), los convirtieron en un grupo diletante que resucita regularmente para delicia de maquineros y amantes de la electrónica. Ya no tienen nada que ofrecer pero otra cosa es hacerlo con dignidad.
Tras los recientes directos en Valencia , justamente la cuna del Sonido Valencia tan deudor de Front 242, primero en Spook, Republica y ahora en La3, nos encontramos con una propuesta tan arcana y conservadora que apenas ha variado con el tiempo. Su line-up se mantiene: Jean-Luc De Meyer a los vocales y de apoyo como si se tratara de un grupo Hip-Hop; Richard 23, con una estudiada pose agresiva e hipergarrula. A su lado Daniel B, émulo de King Africa que se mantiene en un segundo plano a los mandos de unos (falsos) controles. El bateria, ¿sonaba?, todo ello con unos visuales trillados indignos de un grupo como Front 242. ¿Hacia falta proyectar en ellos una pleyade de números en claro homenaje al «Numbers» de Kraftwerk , o apropiarse de escenas de «Apocalipse Now» de Coppola, o de una reconstrucción de un bombardero salido de un mal videojuego de los 80? Ademas las imágenes acabaron saliendose de plano y contribuyeron a una visión caótica del conjunto. La guinda ocurrió en el bis: caída del sistema y tener que esperar a que se reseteara para poder continuar el concierto al estar sonido e imagen coordinado, todo ello con el grupo en medio esperando, en pleno Siglo XXI. ¡¡¡Lamentable!!!
En el apartado musical Front 242 exhibió eso sí, músculo, tienen una cantera de himnos que no falla. Sin presentar nuevo trabajo se limitaron a repasar su larga trayectoria sin orden ni concierto. Hubo clásicos que sonaron con muy mala remezcla, «Masterhit», «Quite Innusual» y si, un «Headhunter» desganado, pero en el haber quedan grandes temas: «Take One» omnipresente, «Funkahdafi» siempre efectiva y como no un «Welcome to paradise» con la locura desatada en la sala. Realmente lo peor de la actual deriva de los Front 242, como grupo ejemplar de un sonido que lo tiene como bandera, es la mala imagen a las nuevas generaciones que buscan las raíces de determinados sonidos electrónicos, buscan señales del pasado y encuentran testosterona y parafernalia militar de baratillo y todo a cien que les hará refractarios a ese sonido.
Fueron muy grandes, mantengamos su memoria .
Carlos Climen