Peace
Happy People
Sony Music 2015
Hace unos meses, con motivo de su nuevo lanzamiento, reseñé en el blog a Foals como una de las bandas británicas del momento. Ahora lucen un acabado muy compacto y comienzan a ser reclamo de estadios, pero el sonido math-rock de sus comienzos sin duda ha abierto una influyente tercera via, entre todos aquellos jovenzuelos británicos que se veían abocados a recrudecer su estilo o a tirar por la receta electrónica llegado el primer bloqueo musical.
De esta escuela indie destacaron en el curso 2012-2013, dos alumnos que venían de Birmingham, Peace y Swim Deep. A falta por escuchar el disco de los segundos, la banda de los hermanos Kossler parece que vuelve a pasar de curso con otra buena colección de canciones desacomplejadas, juveniles, vivaces, ligeras en el buen sentido. Quizás sin un trallazo tan soberbio como Follow Baby (que buena es esta canción, joder), pero igualmente disfrutable.
Happy People es explicito como su título y no engaña. Induce a reponerte cantando, a propósito de año nuevo, como ese que cantan en la apertura de O You con su «try to change the world that we live in…to make it better for your children», con la que heredan el cetro de pop optimista que un día perteneció a The Kooks. Aunque este album es más que eso, aquí Peace concretan las multiples aspiraciones de su antecesor In Love en un abrazo decidido al Madchester de 1989, algo que se alcanza de pleno en la combinación de guitarras baggy y teclados de Gen Strange por ejemplo, o en la más bailable Lost On Me, que parece una prima pequeña del Kinky Afro de los Happy Mondays.
La banda de Shaun Ryder aparece por aquí como principal influencia, pero también recuerdan para bien a The Cure en los acuosos punteados del corte titular Happy People, o a The Charlatans en Money. Cuando se sientan un poco y se desempeñan en formato acústico como en Someday también funcionan bastante bien. Incluso detras de momentos aparentemente inofensivos como los de Perfect Skin (ese «I wish i had a perfect skin, i wish i was tall and thin» no tiene la gracia de un Creep) esconden un sonido furioso y crujiente.
Mi favorita es la final y sorprendente World Pleasure, con un Harry Kossler rasposo e incisivo en los versos, y una logradísima ambientación entre violines, bajo y guitarra que se va alargando y tomando forma orquestal, recordando por momentos al I Am The Resurrection de los Stone Roses. Esta canción confirma que Peace ya no son flor de un día y que tienen mucho que decir en el futuro.
Juan Pablo Reig