El viernes 9 de julio los británicos James actuarán en el festival Cruïlla. Una nueva incoroporación al evento barcelonés, que viene a sumarse a otras que ya os hemos anunciado hace semanas, como son las de Alabama Shakes, Crystal Fighters y Cat Power, nombres que figuran en lo alto del programa y se encuentran entre sus principales atractivos. Pero centrándonos hoy en James, que son la novedad. Y aunque tengan disco muy reciente, «Girl At The End Of The World», que salió en marzo, vamos a empezar su retrato retrocediendo un par de años. Porque podemos decir que James, celebrados veteranos de la escena alternativa británica, ya demostraron en su penúltimo álbum, “Le Petite Mort” (2014), que volvían a estar en plena forma y se negaban a sentarse y ver la vida (musical) pasar. Ese álbum, el décimo tercero de su trayectoria, fue el primero que sacaban en seis años y el que les ha hecho relanzar una larga carrera. La iniciaron en 1981 y dos años más tarde pusieron su primer huevo discográfico, el EP “Jimone”. Cuando andaban incubando el segundo Morrissey ya se había declarado fan confeso de ellos y los había pedido como teloneros. No solo eso, podría decirse que fueron James quienes inauguraron la etiqueta de “los próximos The Smiths”.
Con la llegada del acid house se marcaron su hit rompedor, un “Sit Down” muy suelto y adaptado a aquellos tiempos, que les convirtió en superestrellas del momento (número 2 en listas británicas, un fijo en las emisoras de rock moderno de USA, país donde abrieron para Neil Young) y a partir de ahí llevaron su folk-pop placentero hacia una época más experimental. Esta culminó en una colaboración con Brian Eno, el disco de 1993 “Laid”, el de mayor éxito suyo en Norteamérica. Se parecían mucho a una institución y en ese pedestal se han mantenido, más instalados en la facción de los grupos punteros de culto que en el la del seguimiento masivo. Tras una crisis entre 2001 y 2007, y cuando parecía que todo se había acabado, volvieron en 2008 con “Hey Ma”, con un sonido revitalizado y más conectado a su “zeitgeist”. Desde entonces, y “Le Petite Mort”, como decíamos al principio del texto, es la prueba del algodón, no lo han querido abandonar. Porque sobre esa huella fresca han vuelto a pisar en marzo de este 2016 con «Girl At The End Of The World», álbum que hace el número 14 de su trayectoria y en el que, como han indicado en la reseña de «Q», «es sorprendente lo aventureros y relevantes que hoy suenan».