Ha pasado algo más de un año desde la última vez que Havalina nos brindase con su contundente directo en Valencia. Una experiencia que, a día de hoy, todavía palpita en mi recámara de emociones sonoras inolvidables. Tanto es así que, cuando el trío madrileño anunció la gira de presentación de su último disco “Muerdesombra”, mi expectación fue máxima ante la llegada de su cita en Valencia. Y es que su última entrega es todo un paradigma de cómo una banda puede llegar a explorar nuevos senderos creativos sin renunciar a su esencia. Señoras y señores, abróchense los cinturones porque el sonido Havalina es tan intensamente estremecedor que te corta la respiración y te embarga cada uno de los sentidos.
Abrieron el escenario de la Sala El Loco el quinteto setabense Kai Mars, inundando la sala con un sinfín de matices herederos directos de un rock progresivo en comunión con el metal. Al frente, la voz de Ana Llopis, intensa y desgarrada, fluyó con una tesitura embaucadora acompañando al resto de líneas instrumentales. La línea de teclados, en ocasiones propia de una suite clásica, se dejaba arañar por la arrolladora electricidad de la guitarra para crear poderosos contrastes. Temas potentes con giros melódicos sorprendentes de la mano de una banda que promete.
Llegó el turno de Havalina. La banda entró en escena, mientras una locución advertía a la audiencia de esa magia tan especial que se produce en directo entre los músicos y el público, de la importancia de respetar ese momento único en el que irrumpe el hechizo de la música entre todos aquellos que la aman.
“Abismoide”, el tema que abre “Muerdesombra”, fue el encargado de inaugurar el setlist mediante unos primeros acordes que ya auguraban la profundidad emocional en la que estábamos a punto de sumergirnos, le siguieron “Mas Velocidad” y la práctica totalidad de temas que componen su último larga duración, permitiendo así deleitar al público en directo de todos los matices sonoros que orbitan las nuevas composiciones. A destacar la presencia de sintetizadores que, como novedad en este nuevo disco, pigmentan de atmosféricas tonalidades sonoras la música de Havalina.
Los nuevos temas dieron algunos altos en el camino para recuperar otras joyas de sus álbums anteriores como “Objetos Personales” de “Las Hojas Secas”, mientras que la parada en “Islas de Cemento” nos trajo la contundencia de “Un reloj de pulsera con la esfera rota”, y la atronadora “Dónde” con un cambio de registro vocal mucho más agresivo e incisivo. Llegó “Alta Tormenta I”, y con ella una eléctrica intensidad in crescendo que desembocó en “Alta Tormenta II”, para embarcarnos en un largo y etéreo derrotero de sobrecogedora belleza. Pura genialidad fue la concatenación de “Malditos Mamíferos” con la célebre “Imperfección”, del álbum homónimo, y es que la hiriente “Imperfección” logró adentrarse en el universo de “Muerdesombra” con una magistral sutileza. “H” irrumpió en escena de la mano del tema “Viaje al Sol”, con esos imponentes riffs de guitarra; mientras que “Incursiones”, uno de los clásicos más coreados entre el público, se extendió en un vasto océano de desgarradores sonidos que deseabas que no acabasen nunca. “Trópico Fantasma” cerró la actuación, adentrándonos de nuevo en esos parajes sonoros que te atrapan el alma para envolverla entre las brumas atmosféricas y los destellos de un futuro incierto.
Los bises no se hicieron esperar, y allí llegó la magnética intensidad de “Norte”, y poniendo el broche final del concierto “El Estruendo”, transitando por una densidad de sonidos que se iba tornando más acuciante hasta hacer estallar la guitarra de Manuel Cabezalí de un modo absolutamente abrumador.
Un directo increíblemente demoledor, tan emocional y visceral al mismo tiempo que una tiene que pararse para poder asimilar esta auténtica catarsis sonora.
Texto: Patricia Alambiaga
Fotos: Alejandro Olmos
