Como los corredores de maratón acabamos la sexta edición del Deleste Festival, cansados pero contentos tras trece horas encadenando concierto tras concierto en las instalaciones de La Rambleta. Desde mediodía hasta pasada la medianoche el equipo del Club de Pilotos Suicidas allí estuvimos, al pie del cañón, descubriendo nuevas bandas y disfrutando de otras ya consagradas. El festival agotó las localidades horas antes de abrir sus puertas, aunque el público fue apareciendo paulatinamente logrando el lleno caída la tarde. En algún momento puntual de manera agobiante, especialmente en las primeras filas del escenario, y es que los fotógrafos se las vieron y desearon para obtener instantáneas de los triunfadores del festival, León Benavente.
Comencemos por L´Emperador, que iniciaron en el escenario Zummo la jornada única del Deleste a mediodía de manera enérgica con las melodías luminosas de tintes épicos de sus dos EP´s, que unidos conforman “Manual d´instruccións per escalar una muntanya”. Las melodías heredadas de su pasado como Copo, cantadas en valenciano, se muestran atractivas sumadas a una ejecución impecable por parte del cuarteto que alcanzan cotas de emoción palpitante en “El nostre primer rècord del món” o “Un dia al llac”.
El dúo The VibroWaves, finalistas del concurso Sona La Dipu, nos sorprendió a continuación conjugando hard rock y blues de forma contundente, con sus componentes intercambiando instrumentos, guitarra y batería. El público iba llegando poco a poco, hasta conformar una audiencia respetable que disfrutó con temas como “Monster” y de las buenas vibraciones del dúo que a pesar de su corta trayectoria ofrecen un directo sólido.
Enric Montefusco fue el encargado de abrir el auditorio, presentando su debut en solitario, “Meridiana”, junto a nuevos compañeros de viaje, un trío de músicos que no escatimaron en pluralidad instrumental: acordeón, teclados, batería, violín, guitarra y tuba, entre otros acompañaron las nuevas composiciones del que fuera líder de Standstill. Como si de un trovador se tratase, Montefusco sumergió al público en un universo muy personal: las pinceladas autobiográficas de “Meridiana”, himnos populares como “Todo para todos”, la ironía que destila «Flauta Man», los entresijos existenciales de “Uno de nosotros”, o la rítmica letanía de “Adiós” fueron algunos de los temas que desfilaron en un directo con el que Montefusco supo ganarse la complicidad de todo el auditorio. Cerró este repertorio sonoro un tema rescatado de sus tiempos junto a Standstill, “Adelante, Bonaparte”. Pero todavía deparaba a la audiencia una sorpresa más, y es que el magnético sonido de la tuba siguió incesante mientras Montefusco invitaba al público a salir del auditorio siguiendo a la banda, cual flautistas de Hamelin, para continuar el concierto en un formato acústico e improvisado en el mismísimo hall de La Rambleta, donde los músicos, erigidos sobre unas sillas, crearon uno de los momentos más especiales de todo el concierto, culminando de nuevo con una espontánea versión de “Todo para todos”.
Tras el primer lleno con Montefusco, el dúo Cala Vento formado por Joan y Aleix también obtuvo el respaldo de sus seguidores con el segundo pleno de la mañana. Los catalanes ya habían visitado nuestra ciudad anteriormente en el Magazine, conquistando con su propuesta fluctuante entre el rock y el hardcore, aportando frescura al panorama musical. Con dos álbumes publicados, comenzaron con “Unos poco y otros tanto”, y a medida que se caldeaba el ambiente el público cantó a pleno pulmón temas como la enérgica “Isabella Cantó”, “Fetén” o “Isla desierta”.
Después de una pausa para retomar fuerzas, en el auditorio comenzaba la actuación de Samuel Reina, vencedor en el concurso Movistar Vinilo Valencia 8.0 que interpretó temas de su disco “Alarms. Una colección de folk exquisito con regusto “americana”, con canciones de alto calado emocional como “Old Friend”, “Piece Of Wonder” o “What Night”, con un final en el que la banda alcanzó chispazos de electricidad con “Al volar”, en un cierre intenso por parte de la banda al completo, mención especial para el guitarrista, que recibió una gran ovación.
De nuevo el auditorio ofreció un concierto para degustar de sonidos intensos como el post-rock de tintes hard de Dûrga, vencedores del Sona La Dipu. Otra propuesta que recibió una buena acogida, con los característicos cambios de ritmo, entre la calma y la tormenta como en el tema “Ôgenos / Amemasu” de su primer álbum “Venjança”, con guitarras furiosas en un crescendo inacabable. El trío valenciano desplegó su instrumental de manera apabullante, utilizando un xilófono en “Baku”, en contraste con la voz desgarrada (algo en lo que deben mejorar) al final de «Kodama”.
Siguieron dos propuestas similares no exentas de calidad pero que no acabaron de cuajar entre el público, por el griterío que se escuchaba entre silencios. Por una parte, la joven Pavvla celebraba el primer año de vida de “Creatures”, su álbum debut publicado en noviembre de 2016, conteniendo temas electrónicos de bases cadenciosas y melancólicas. El alter ego de Paula Jornet se hizo acompañar de dos músicos, teclista y percusionista electrónico, para destilar sus delicadas composiciones como “This Is Not A Movie” o “Winter”, y permitirse el lujo de hacer una versión de un grupo no muy conocido como dijo bromeando, sonando “Do I Wanna Know?” de Arctic Monkeys, ante una audiencia ya respetable en número.
Por otro lado, el pop electrónico de Penny Necklace factura entornos elegantes bajo un prisma pop con sus temas coloridos incluidos en “La Luz”, además de otros que publicaron previamente como “Fucsia y gris” o “Aranda”, con una banda completa y Odette al frente, sensual. Tras repasar casi todos sus temas finalizó con “Rojo” y Odette bajó a cantar y bailar entre el público, a quien se unió la guitarrista de la banda maracas en mano.
El auditorio vibró y se puso en pie con la actuación de Public Service Broadcasting, el trío británico de rock instrumental al que añaden voces sampleadas de emisiones radiofónicas. Sus álbumes son temáticos, con la carrera espacial o la minería como eje y sus melodías giran en torno a ellos, desplegando unas proyecciones acompañando a la música como “Theme From Public Service Broadcasting” con la que dieron comienzo utilizando entre sus instrumentos un banjo. La fiesta continuó con “Progress”, el teclado hipnótico de “Go!”, el ritmo motorik de “Spitfire” y el funk de “Gagarin” con el público bailando espontáneamente.
A continuación más guitarras punzantes a cargo de los veteranos The Wedding Present, con David Gedge al frente y la misma formación que pasó hace un año exactamente por la ciudad. En esta ocasión la gira celebra el 30 aniversario de publicación de “George Best”, el cual interpretaron tema por tema, precedidos por dos joyas como son “Once More” y “Yeah Yeah Yeah Yeah Yeah”. A partir de ahí, el álbum al completo en su orden con la inicial “Everyone Thinks He Looks Daft” y cerrando con “You Can´t Moan, Can You?”. Entre medias, temas enormes como “My Favourite Dress” o “Anyone Can Make A Mistake” y los guitarrazos nerviosos de Gedge que todavía conserva su celeridad con las seis cuerdas.
Apartamentos Acapulco en el auditorio fue otra experiencia destacable, creando ambientes de intensidad electrizantes con canciones inmensas como “Juan sin miedo”, “Bing-Bong” o “El día de la primavera”, de las que van creciendo poco a poco. El cuarteto granadino tiene temas que coquetean entre el dream pop y el shoegaze, realizando una actuación que fue de menos a más. Llegaron a la recta final con el hit que es “Qué quieres de mí” y terminaron con “Nueve esferas”, haciendo un guiño a Los Planetas intercalando a la guitarra la melodía de “Cumpleaños total” en el remate.
León Benavente se alzaron como uno de los grandes héroes de esta edición, y es que el carismático Abraham Boba y sus secuaces desataron la euforia de una abarrotada sala, expectante por disfrutar de los enérgicos directos con los que tienden a deleitar a su audiencia. “Tipo D” fue la encargada de abrir el concierto, toda una declaración de intenciones, y es que todo el repertorio estuvo compuesto por una sucesión de hits. “La Ribera”, “California”, “Gloria”, “Estado Provisional”, “La Palabra” fueron algunos de los éxitos que, junto con un par de temas de su nuevo EP, “Se mueve” o “Maestros Antiguos”, hicieron saltar y corear a un público embriagado por su electrificante puesta en escena. Los bises finalizaron con la aclamada «Ser Brigada», el broche final de un concierto en el que Abraham Boba acabó dándose un baño de gloria entre el público.
El cierre corrió a cargo de Bilbadino con un dj set ecléctico como suele ser habitual en él, repleto de himnos indie con mezclas infalibles. Esperamos la próxima edición del Deleste 2018, aunque sea sólo por otro día.
Texto y fotos: Carlos Ciurana / Patricia Alambiaga