El pasado viernes 1 de diciembre vivimos en la Sala Matisse uno de esos momentos únicos y casi inolvidables en el panorama musical. Cuando la noche era gélida e invitaba más a quedarse en casa al calor de la manta y una buena peli/serie, nos lanzamos a la calle para disfrutar de uno de los directos más potentes e interesantes de este saturado panorama musical. El sello Aloud Music junto a Siberia en la cabeza, traían a Viva Belgrado, a Valencia. Los cordobeses están girando para despedir su último trabajo «Ulises» (Aloud Music, 2016) y que les ha llevado a girar con más de 150 conciertos a lo largo de 23 países, entre ellos Rusia o Japón.
Para acompañar estaban los locales Our Next Movement con su último disco «119» (Aloud Music, 2016) como tarjeta de presentación y compañeros de sello. Ante esta tesitura nos plantamos en la sala con estos sobre el escenario, desgranando como una apisonadora su trabajo de manera segura y sobria. Conocía su trabajo, pero no había visto sus tablas sobre el escenario, y la sorpresa fue muy positiva, y la gente, que llenaba un poco más de media sala acogió de buena gana la propuesta de estos jóvenes valencianos a la espera de ver como evolucionan sus futuros trabajos.
Tras el intercambio de instrumentos, que muchos aprovecharon para salir a tomar el fresco (nunca mejor dicho) salieron a escena unos Viva Belgrado, que a pesar de llevar un año girando no desfallecen y ofrecieron una actuación compacta, sin fisuras, en un solo bloque donde se manejan como pez en el agua. Parcos en palabras y con un bajista dando la espalda toda la velada, el grupo capitaneado por Cándido Gálvez atronan y te dejan en un estado casi hipnótico, y es ahí donde quiero remarcar el comentario del inicio de esta crónica. El público estuvo de 10, respetando a las dos bandas, guardando un silencia sepulcral, cosa que en muchas noches no es lo habitual y a veces parece que la gente va a los conciertos a pasearse y estar de tertulia, aquí no, se respetó el trabajo de las dos bandas y las mismas supieron agradecer el detalle.
Se pudieron ver algunas caras atónitas ante la propuesta, pero pienso que se supo apreciar tanto la novedad de poder disfrutar de grupos así, que se salen quizá de lo habitual que se programa, y se lo ganaron también por el buen hacer sobre las tablas de estos cordobeses que en la hora y poco que estuvieron, sin bises, caldearon e hicieron vibrar a todos con temas como «Por la mañana, temprano» que sonó a mi juicio demasiado temprano. No dejaron en el tintero «Calathea», «Pleiades/Pasaportes», «Annapurnas» o canciones de su anterior trabajo como «Báltica» o «De carne y flor». Para repetir.
Texto y fotos: Xavi Hernández