Crónica de conciertos: Depeche Mode. Palau Sant Jordi, Barcelona. 07-12-2017 6

Previsible. Si algo podemos decír de las recientes giras de Depeche Mode desde el álbum «Exciter», es que son previsibles. Así que si eres fan o aficionado al sonido de un grupo tan trascendental en el enmarañado patio de la musica electronica+pop como Depeche Mode, no sigas leyendo este artículo. Previsible el setlist que presentaron en una tacaña sesión de poco más de dos horas de concierto, previsible el que no salieran a defender su último álbum » Spirit» delante del Palau Sant Jordi que se ha convertido para el grupo en un icono más. Solo se atrevieron a tocar las de los tres singles extraidos del álbum y otro tema del mismo acapella por Martín Gore, con lo cual dice poco de la fe del último trabajo del grupo por otra parte intrascendente, una amalgama de electro-blues con los medios tiempos por bandera.

Ante tal desvarío el concierto de la gira Global Spirit copió al pie de la letra a la gira del Exciter Tour, es decir, dejar las canciones del álbum y centrarse en rescatar viejos éxitos, algunos muy bizarros y totalmente fuera de contexto sonoro, donde transitan ahora DM. Así sonaron «Usseles», «Barrel Of A Gun», «It´s No Good», «In your room», que nada tienen que ver con el blues/gospel electrónico e introspectivo de sus últimos álbumes («Sound of the universe» , «Delta machine»), de la misma forma que no podía faltar en un concierto de Depeche Mode sus canciones icono, que trascienden totalmente al grupo. Escuchar «Never Let Me Down Again» con todo el público levantando los brazos supone una catársis colectiva del qué pocos grupos pueden jactarse, de ahí que no faltaran, cómo no, «Enjoy The Silence», «Personal Jesus» (con la que cerraron el concierto), «Walking In My Shoes» (una canción totalmente maravillosa que mereció mejor suerte en su época) y sobre todo para deleite de los fans más antiguos, «A Question Of Time», todo muy previsible.

Pero sorpresas las hubo y memorables, una versión del «Everything Counts» electrificada que merece la pena repescar en el previsible DVD de la gira, sonó tambien una de las mejores canciones que han compuesto Depeche Mode y que no ha conocido tanta suerte como es «Home» , con el público tarareando el estribillo, de lo más interesante del concierto. Algunas soluciones facilonas como la puesta en escena de echar mano del videoclip de la canción concreta, como ocurrió en «Cover Me», por lo demás solo grupos como Depeche Mode se atreven a hacer cosas tan bizarras cómo insertar conejos, cerdos, vacas y caballos en medio de los visuales de «Enjoy The Silence». La elección en el setlist de los últimos álbumes de Depeche Mode desde el «Delta Machine», «Sound Of The Universe» y este «Spirit» hace malas migas con el resto del repertorio antiguo del grupo, de ahí que existieran continuos parones entre canción y canción. Solo en la parte final del concierto el público se animó poniéndose en pie y gozando de los tacaños bises con los que regalaron al público en Barcelona.

Previsible la imagen que daba un Dave Gahan con una pinta de dandy o gigoló venido a menos, con su inseparable casaca roja y su ya ridiculo bigotillo cual crooner americano, que daba una imagen patética de un icono como ha sido Gahan en el escenario. A estas alturas Depeche Mode funcionan por inercia: álbum/ gira /concierto, un bucle del que no pueden salir. Concierto irregular tanto en los visuales, algunas secuencias animadas de Anton Corbijn (el creador de su potente imagen) daban vergüenza ajena, se parecían a meros dibujos animados algo indigno de un grupo como Depeche Mode como ocurrio con «Where´s The Revolution», eslogan de la cancion que es mera pose sin trascendencia politica alguna. Pero lo peor de todo es la utilización machacona de sonidos orgánicos para endurecer el sonido y parecer un grupo sobre el escenario rockero y no electrónico, tal como aparecen en las fotos publicitarias del álbum «Spirit», de negro e industriales. Incluso el teclista de apoyo Peter Gordeno se atrevió en dos temas a tocar el bajo llegando a destrozar una canción tan magnífica como «Precious».

También la elección de Martin Gore para sus canciones en solitario y al piano fue excepción, aparte de la comentada «Home». Desafortunadas ver hoy en día esas canciones en un concierto de Depeche Mode, es ver un concierto de hace 10 años, no han evolucionado adecuadamente. Visuales interesantes pero nada más, la pantalla central seccionada en dos para que el vocalista se introdujera en las imagenes proyectadas. Se han cerrado en un blues electrónico del cual Dave Gahan parece muy aplicado creyéndose en muchas de las canciones un un verdadero crooner, parte de culpa la tiene sus apoyos vocales al grupo Soulsavers que se dedica a hacer un blues electrónico a medida del cantante. De las veleidades electrónicas de Martín Gore en su último álbum «M&G» no hay total rastro, se dedica prácticamente en todo el concierto a aporrear la guitarra y hacernos creer que existe una convivencia idilica sobre el escenario con Dave Gahan, algo que no se vio en el escenario del Palau Sant Jordi. Dave Gahan y Martin Gore son como agua y aceite, de Andy Fletcher mejor no hablar, se dedicó a aplaudir constantemente y no tocar nada en todo el concierto pero simularlo, algo ya habitual desde hace décadas.

Solo la potente percusión que traen ofrece otro prisma a las canciones y las potencia, por lo demás decir que Peter Gordeno el teclista adicional del grupo en directo no llega ni a la suela de los zapatos de Alan Wilder, al que se le sigue echando de menos. ¿Para cuando una reunión definitiva capaz de enterrar el hacha de guerra entre ellos? Mientras eso no se produzca, Depeche Mode funcionan en modo automático, sin ganas y lógicamente previsibles, lo peor que le puede ocurrir a un grupo de su entidad capaz de de llenar estadios a la altura de Coldplay o de U2. Mientras, Depeche Mode se suman en una decadencia continua e inexorable, un grupo que lo fue todo para mucha gente y para la musica electronica.

Texto: Carlos Climen
Fotos: Mar y Silvia