La presentación del último trabajo de Ambros Chapel, “Portraits”, tuvo lugar en la sala Loco Club, con una buena entrada de público, seguidores fieles de la banda. Tras más de una década de carrera, Ambros Chapel han llegado hasta la actualidad a base de tenacidad y constancia, y aun así se han convertido sin quererlo en una banda de culto. Son una de las formaciones cuya calidad avala su trabajo, ahí quedan sus álbumes como muestra, y perfectamente consolidados como banda, fieles a sus principios. Quizá este sea su álbum más accesible para el gran público, pero no han perdido nada en el camino ni han hecho concesiones, siguen sonando a Ambros Chapel.
De Sauna Bytes apenas tenemos referencias, banda local formada en 2015 que practica un pop rock de influencias ochenteras, participantes en concursos como el Troglogló y Vodafone Yu, con unos cuantos temas publicados en Soundcloud. A pesar de sonar bien, con un guitarrista destacable y unos teclados envolventes, todavía les falta pulir algunos detalles para dar más fuerza a sus composiciones. Ello no impidió que sus seguidores (más del sector femenino) coreasen sus canciones como “Céline” o “Cuerpos celestes”, además de versionar a The Smiths con “Big Mouth Strikes Again” a la que añadieron al final el estribillo de “There Is A Light That Never Goes Out”, mostrando así sus influencias.
En cuanto a la actuación de Ambros Chapel, ya habíamos presenciado un showcase en la Fnac donde pudimos escuchar temas de “Portraits”, pero en un formato semi-acústico, además de haber presentado alguna que otra canción en el festival VEU de hace dos años. Ahora tocaba la prueba de fuego, de la que salieron victoriosos, con un repertorio notable en el que no faltaron viejos temas de su carrera, de los que ya ni recordaban cuándo aparecieron. Envueltos en la bruma artificial comenzaron con “In The Fall” y el tono de voz característico de Pablo Casado, a medio camino entre Bowie y Peter Murphy, con esos chispazos eléctricos de Óscar Vadillo, las líneas de bajo por las que se movía Alfred Sanchis y la batería marcada, pero contenida, de José Rodríguez, perfectamente ensamblados y un sonido apabullante. Las atmósferas de “Glassvegas” con esos juegos de voces de Vadillo, o “Cellophane” de su anterior disco, que estallan en su estribillo, nos transmiten la oscuridad de sus temas y también la épica contenida.
Temas sombríos y a la vez elegantes, esa sería la definición del sonido Ambros Chapel, elegancia, con su dosis justa de contundencia cuando es necesaria como en “Insight”, más cercana a unos Interpol de nuestros días. “Constants Are Changing” y su punteo de guitarra fue otra de las canciones recuperadas, ésta de su segundo disco de idéntico título. Las melodías intensas de “Whiskey” o “Déjà Vu” se trasladan sobre el escenario con la aparente tranquilidad de la banda, sin grandes aspavientos. Recordaron temas de su primer disco, como “Bad Times” o “Stay”, el sonido más optimista de “Future Line” (del anterior “The Last Memories”), volviendo al presente con “August”, de estribillo cautivador, cerrando con el ritmo sincopado de la enérgica “25” de su “Demo 08” y ese fraseado particular, en la que Vadillo se explayó con un solo de guitarra escalofriante. Como era obvio, volvieron para interpretar el bis, con dos temas de su primer disco, la contundente “Lovers” y la titular “Rome”, demostrando que Ambros Chapel son un grupo que ha evolucionado desde sus inicios, con un talento innato que les ha permitido llegar hasta lo que son hoy en día.
Texto y fotos: Carlos Ciurana
