Una de las propuestas más atractivas de los Conciertos de Viveros celebrados con motivo de la Feria de Julio en nuestra ciudad, ha sido, en mi opinión, la de The Waterboys. El aforo rozó el completo, si no lo hizo con la venta de las últimas entradas en taquilla. Aunque los precios no son precisamente populares, The Waterboys tienen un amplio efecto llamada en Valencia, la anterior ocasión en que nos visitaron fue presentando su anterior álbum “Modern Blues”, en el año 2015. En esta ocasión, con el reciente “Out Of All This Blue” (2017), interpretaron de éste algunos temas, pero el grueso de su actuación discurrió por sus cinco primeros álbumes. Quizá una deferencia con aquellos que estuvimos esperando su actuación en el campo de futbol del Levante U.D. en 1986, que no llegó a realizarse, aunque más tarde supimos que su agente fue el culpable. La mayoría del público ya peinaba canas, muy pocos jóvenes se dieron cita en Viveros para ver a la banda de Mike Scott.
Para abrir boca contaron con la actuación de Néstor Rausell y Los Impostores, combo local de rock clásico, en onda Rolling Stones, Los Zigarros y bandas afines. Con dos EP´s publicados se centraron en estos para ofrecer esos potentes sonidos de manera convincente, con una banda solvente y enérgica, destacando al guitarrista Carbone. Pasados los primeros temas, Néstor Rausell se despojó de su americana granate debido al calor reinante, y con rapidez solventaron su concierto, con temas como “La espera”, “Estar” (con una introducción a lo The Who como dijo Rausell), “Palabras efímeras” del primer EP, y del más reciente “Carreteras” o “No me quiero ir”. Una banda a la que hay que tener en cuenta.
A las 22:15 horas, con puntualidad británica, aparecieron The Waterboys en escena, presentados por uno de los técnicos del grupo, con Mike Scott al frente, Steve Wickham al violín, Brother Paul a los teclados, Ralph Salmins a la batería y Aoungus Ralston al bajo. Arremetieron con fuerza desde el principio, con la potencia de “Medicine Bow”, seguida por “All The Things She Gave Me” en la que Brother Paul realizó un increíble solo de teclado con su Hammond, pura pasión. A continuación un tema del último disco, “If The Answer Is Yeah”, que si bien no es de lo mejor de su repertorio, se deja escuchar con un estribillo pegadizo. Mike Scott se situó después tras el teclado para interpretar “A Girl Called Johnny”, recordando los años 80 en una introducción al tema, y emulando Wickham con el violín las partes de saxo original. El sonido característico del violín de Wickham nos erizó el vello cuando comenzó a tocar “We Will Not Be Lovers” en una interpretación exultante.
Un inciso para el repertorio más reciente con el folk de “Nashville, Tennessee”, “Still A Freak” (la única concesión al “Modern Blues”) y “Man, What A Woman”, además de una “When Ye Go Away” con aires de campiña irlandesa que abrió paso a los temas emblemáticos de la banda, con “The Pan Within” en una versión acústica mano a mano entre la guitarra de Scott y el violín de Wickham, pelos como escarpias. De nuevo regresó Scott al piano para interpretar “The Whole Of The Moon”, otro de los himnos de la Valencia ochentera, improvisando vocalmente a modo de scat en su tramo final. El punto final corrió a cargo de “Fisherman´s Blues” en la que Scott comentó antes de despedirse, que en Valencia tiene el mejor público del mundo y presentando a los miembros de la banda. El público comenzó a corear el “oe oe oe” por lo que volvieron a salir The Waterboys, para realizar una sentida revisión de “Purple Rain” de Prince de más de diez minutos, con las luces del escenario en tono púrpura. El cierre corrió a cargo de “How Long Will I Love You”, en una versión más rítmica, que de esta manera The Waterboys se despidieron con una tremenda ovación. La magia de Mike Scott y The Waterboys permanece intacta.
Texto: Carlos Ciurana / Fotos: Javier Terradez