Dos años después de la publicación de su debut conceptual en alta mar Pacific Princess (2016, El Volcán Música), Aaron Rux deja el timón del crucero para juntarse con los crying cowboys, unos crooners nómadas que cabalgan las borracheras y las resacas del amor en un paisaje desértico para su segundo álbum Crying cowboys, que publicará El Volcán Música en 2019.
El compositor y productor afincado en Madrid, Aaron Rux, nos conduce siempre por una ginkana sonora en la que los personajes se envuelven en una atmósfera de nostalgia, melancolía y sensualidad. Si Pacific Princess era una crónica de una happy-hour al atardecer en un crucero que poco a poco se va hundiendo al son de un karaoke desesperado, el segundo álbum de Rux Crying Cowboys ofrece un puñado de baladas soft-rock que cuentan el proceso de enamoramiento y desenamoramiento como si se tratara de un sueño febril o una resaca en el desierto.
«Sugar Mamma», el primer single de adelanto del álbum, nos situa en un universo lleno de nostalgia por los años 60. Un universo donde una figura materna abstracta nos ofrece dulces y nos hace sentir protegidos y deseados. Pero una duda nos asalta: ¿somos nosotros los que consumimos todo este amor o si quizá estamos siendo consumidos por él?
Aaron Rux, además de su proyecto personal y su cargo como co-animador en la Fábrica de Baile de Joe Crepúsculo, trabaja como compositor de banda sonoras (la serie «Vergüenza», «Todos Están Muertos», «Esa Sensación» entre otras obras) y con Beatriz Sanchís llevan colaborando más de una década. Juntos han hecho dos cortos y su opera prima, «Todos Están Muertos», por la que Sanchís fue nominada a los Goya como mejor directora novel y Rux (junto con su antiguo grupo Akrobats) ganó la Biznaga de plata en el festival de Cine de Málaga por la banda sonora 2014.
