Otro día en la oficina en la sala Wah Wah, que mantiene su apuesta por dar a conocer al público valenciano nuevos talentos musicales. Esta noche era el turno de MOON CRACKERS y HOLY BOUNCER.
Los primeros, de aquí de la terreta, presentando las canciones de ‘Deluxe’, su primer EP, que salió a finales de 2018. Es una gozada ver una banda tan joven con tanta seguridad en el escenario y con las ideas claras de qué sonido estar buscando para definir su proyecto. Canciones de pop-rock clásico con cuerdas, que están tan bien integradas que costaría imaginárselas sin ellas, y que les dan ese “touch of class”, esa elegancia fílmica, de misterio y a veces también con un punto oscuro y desasosegante.
Su cantante, Adrián Bonilla “Bone”, reconoce profesar su idolatría hacia Alex Turner y todos sus proyectos musicales, pero quedarse ahí sería injusto. Moon Crackers bebe de las mejores fuentes clásicas: The Beatles, The Who, The Kinks, The Doors, The Clash, The Animals… y a la vez, tienen un sonido muy fresco y actual.
Comenzaron con “To heaven from hell” y su final led zeppeliniano, a la que le siguió una punk “Moon Cracking”, para continuar con una solvente y personal versión del “Hey Bulldog” de los Beatles, con Adrián al teclado.
Siguieron presentando las canciones de su EP, con la adrenalínica descarga de “Fools in charge” y la sutil elegancia de “Avenue of clarity”, donde demuestran que trascienden a AM, creando su propio universo. Los allí presentes tuvimos la oportunidad de escuchar una canción inédita, “Blinded tracks”, para poder disfrutar después de una versión, esta vez de Adele, y su “Skyfall” de la película 007. Presentación de la banda, y enfilan la recta final con “In every season (I lie)”, un refinado tema con compases de vals, la enigmática “The Story”, su single y cuyo clip protagoniza el propio batería, Alan Cerveró. Para finalizar “Run through the jungle” y la mágica atmósfera creada por “Diogenes”.
Al acabar el concierto asaltamos a su cantante, Adrián, que se presta a contestar amablemente nuestras preguntas.
¿Cómo os conocisteis?
Ha sido un poco casualidad todo. Yo conocía a Alan, el batería, de muchos años ya, amigos del colegio y luego todos los demás han sido un poco contacto de contacto, que al final alguno se ha ido quedando y nos hemos juntados los que somos.
A ellas (las cuerdas) las buscamos en concreto porque el proyecto empezó como “utilizaremos cuerdas”, “Vale sí, pero búscalas”. Estuvimos 8 o 9 meses sin ellas. Hicimos las primeras canciones que están en el EP con midi, y ya las más nuevas las grabamos con el cuarteto porque ya lo teníamos. Era muy necesario para el proyecto porque era la base sobre la que se había formado.
Hablemos de inspiraciones… Arctic Monkeys, también clásicos como The Beatles, The Kinks, The Animals… ¿Qué grupos os llaman, tanto de antes como de ahora?
Yo creo que los Beatles marcan todo. Es un poco la referencia base porque marcaron todos los estilos en una época. Y a raíz de ahí, tanto The Who u otros como Leonard Cohen, que no tienen nada que ver, también nos influencian a la hora de escribir las letras o buscar una melodía, buscar algo diferente. Nick Cave o Leonard Cohen hacían cosas muy diferentes con la voz. Luego obviamente The Last Shadow Puppets y Arctic Monkeys que es con lo que me he criado y ahí se nota la influencia más fuerte. Oasis también es esa banda que he crecido con ella antes de Arctic Monkeys.
Sobre la figura de Alex Turner lo tiene claro.
Creo que es lo más parecido a John Lennon actualmente, con la forma de escribir las canciones, y Lennon es mi ídolo máximo.
A la hora de componer, ¿Cómo empezáis? ¿Por la letra y después la música? ¿Lo alternáis?
De normal, sale primero la música. Se me ocurre algo con la guitarra, voy construyéndolo, o con el bajo o el teclado, y a raíz de ahí se me van ocurriendo melodías que hay veces que ya me piden cierta estrofa y ya voy buscando la letra. Otras veces, simplemente tienes esa lucidez y te sale todo.
Con ganas de seguirles la pista y esperar a ver que nos deparan en un futuro, la noche ya había alcanzado la temperatura adecuada para continuar con los barceloneses, HOLY BOUNCER, la banda formada por Bernat Cuyàs, Manu Abel, Jordi Figueras y Miguel Robres.
Su propuesta musical remite a grandes clásicos como Pink Floyd, The Who, The Doors, Rolling Stones, The Sonics, Buffalo Springfield, aunque también a sus revivals noventeros como los primeros Primal Scream o Pearl Jam, o influencias más actuales como Tame Impala (como en sus singles “Blink of an eye” y “Mamihlapinatapai”), The Hives, Mando Diao o Arctic Monkeys. Referencias muchas de ellas reconocidas y que no les quedan grandes, todo lo contrario, ya que conforman un proyecto que si bien cuesta clasificar, ya que se encuentra en constante evolución, podríamos calificar por el momento como “rock neohippie y psicodélico”.
¿Su historia? EP en 2014 con “Ladies & Gentlemen”. En 2016 lanzan su primer LP, “Hippie Girl Lover”. Gira por toda Europa, festivales, single tras single, y ahora en 2018 nos presentan su álbum de 11 canciones, de título homónimo a la banda.
En el concierto, pudimos disfrutar de temas como “Mamihlapinatapai”, “Anticipation”, “Hippie girl lover”, y sobre todo, de algo que cuesta impostar y que se tiene o no se tiene, que es la actitud. La aparente sobriedad de su cantante a la hora de dirigir palabras al público, se compensa con los momentos de posesión desgarradora de los espíritus de Jim Morrison, Mick Jagger, o Bobby Gillespie, o con los hipnóticos bailes epilépticos de su bajista. Una conexión banda-público que se hizo más patente cuando su cantante bajó del escenario para continuar la actuación entre los asistentes.
Holy Bouncer, un diamante brutal que sigue puliéndose y que seguro que nos seguirá dando de qué hablar.
Crónica de Javier Terrádez @monteolivetanus
Fotos: Javier Terrádez / Jara Barrachina