Viernes por la mañana, bajar a la playa con un par de cervezas frías, quitarte el salitre en la piscina y encargar una paella en el mejor restaurante de la zona. Este es el verdadero espíritu fiber si no quieres morirte de una salmonelosis al comer sándwiches de huevo en el cámping. Ya llevamos varios años siguiendo este plan y es una de las razones por las que el FIB es mi festival favorito. Qué maravilla beberte un rebujito casero en la terraza mientras comentamos cómo serán nuestras rutas ¡Ay, Benicàssim, cómo te quiero!
La segunda jornada del FIB era la más prometedora del festival pero con una pequeña trampa: solape sangriento. Superorganism, Yellow Days y Gus Dapperton habían sido programados a horas muy tempranas y era imposible ver el show completo de uno sin perderte parte del otro. También tuve un dilema personal enorme, ¿veía a estos tres grupos haciendo malabares o decidía pasarme a la sesión de mis amigos la primera vez que pinchaban en el FIB? Mi corazón escogió FIESTA EXILIO, donde cuatro de mis amigos perdían la virginidad como DJs en el escenario del South Beach. Planearon una sesión variada, algo arriesgada para los más puretas, pero que nos hizo levantar el césped artificial del nuevo escenario —alojado donde anteriormente estaba la carpa— y bailar hasta que el Wonderwall de Los Sobraos puso fin a la cita.
Cena en mano y cerveza enganchada en uno de esos fantásticos cuelga-vasos que me regalaron del Mad Cool, nos adentramos en el escenario Las Palmas por nuestro estatégico lugar. The 1975 soltaron algunos de sus hits pero fueron bastante infumables. Aunque levantaron ampollas entre los beliebers de la banda, muchos coincidimos que tocaban muy bien pero no comunicaban nada. Así que, algo bastante raro en mí, marché a hacer una ruta rápida para ocupar esa hora que estaría sola hasta que Lana del Rey saliera a escena. Y dios mío, la santísima virgen me iluminó. En el Thunder Bitch se hizo magia gracias a la artista austriaca Mavi Phoenix. Mavi salió pidiendo perdón porque tenían problemas de sonido que ninguno habíamos notado y, junto a su pequeña banda (guitarra y un batería), se comió el escenario. Me sonaban un par de canciones pero confieso que no me las había aprendido, pensaba que no me daría tiempo a verla así que no le había prestado demasiada atención. Mavi no paró ni un segundo, ella sola puso en pie al escaso público que había pero que fue multiplicándose conforme los que pasaban por allí veían el ambientazo que había. Como tonta repetí las únicas palabras en español de su hit «Aventura» y bailé derramándome toda la cerveza encima. Mi compañero me dijo que sabía que era un buen concierto porque en ningún momento tuvo ganas de ir a recargar el vaso. Coincidí con él, ni paré a mirar la hora para correr hasta el escenario principal y ver a la diva de la noche. Mavi nos robó el corazón y se alzó como el mejor concierto del festival.
Mavi Phoenix terminó puntual y tuvimos suerte de escoger el sitio perfecto para ver a Lana del Rey. Llegamos mientras seguían colocando el atrezzo para su show por lo que no nos perdimos ni un minuto. Lanita comenzó con su Born to Die, esa canción con la que muchos la conocimos. Después siguieron sus grandes hits tocados, cantados y bailados con la precisión de un orfebre. Hay quien se dedicó a criticar que su puesta en escena era artificial y anodina. ¿Quién puede decir que cantar en un columpio de 30 metros es aburrido, por favor? Todos sabemos que Lana del Rey no tiene unas canciones especialmente movidas pero su espíritu Lolita emo nos encanta y es la diva que el FIB necesitaba ese día.
Finalmente me retiré a la zona VIP a descansar los pies un poco y ver el concierto de Gorgon City desde las pantallas. Acabamos la noche de nuevo en el Thunder Bitch con los OchoyMedio DJs viendo a nuestros amados guiris cantando y bailando las canciones que más lo petan en la península. Esta vez sí terminamos en el BOOM porque forma parte de la experiencia fiber. Lo que pasó allí ya es secreto de Estado.
Texto: Adriana Delgado @cubobinski
