La jornada festivalera del sábado contó con una mayor afluencia de público. Aunque eso sí, con calor estival la audiencia siempre acaba haciéndose más rezagada en los conciertos de la tarde. Nosotros, ya con un pie en el recinto bien entrada la tarde asistimos a la recta final de la inclasificable propuesta de Alien Tango, quiénes hacían de las suyas sobre el escenario Thunder Bitch al ritmo de “Sexy Time”, conquistando a los allí presentes con sus ritmos bailables, el histrionismo de su frontman y una puesta en escena digna de un cabaret dadá. La siguiente parada nos llevó hasta el escenario Carrefour (sí, todavía no doy crédito al nombre de este escenario), donde unas jovencísimas Peaness hacían gala de unas melodías indie-pop de corte clásico bien facturado, sobre las que fluctuaban las redondas armonías vocales de la bajista y la guitarrista. Tras el concierto de este trío británico, continuó la peregrinación de escenarios, en los que una acaba picoteando un poco de cada banda pero sin poder apreciar debidamente el show en su integridad, para ver al cuarteto londinense Sea Girls, quienes tuvieron desde el principio a la audiencia británica metida en el bolsillo coreando sus canciones, practicando así un tipo de indie-rock de lo más bailable y pegadizo. No obstante, para una servidora quizá fue el concierto de Belako uno de los más destacados de la jornada. Con eso que por circunstancias y conspiraciones de la vida nunca había podido asistir a uno de sus bolos, así que fue precisamente esta edición del FIB la que rompió ese conjuro con unos Belako en directo atronadores entregándose por completo a la electricidad del punk-rock, y es que con esa complicidad que desprenden sus miembros, su contundencia sonora y la indómita voz de Cris logran transmitir todo ese furor escénico a un público entregado donde no faltaron los pogos en las primeras las, y así sonaron durante el concierto temas ya populares como “Sea of Confusion”, “Lungs” o el alegato feminista “Over the Edge”, demostrando una vez más el porqué sus directos son considerados una apuesta segura.
Blossoms solapaba con Belako, por lo que nos separamos. El grupo británico ya había pasado por el FIB y pese que habían rodado suficiente desde entonces, siguieron sonando igual de insulsos que en 2017. Mi problema con Blossoms no tiene que ver con que no me gusten sus canciones, es que no consigo cogerles el encanto en directo pese a que tienen hits tremendos como “There’s A Reason Why”, “Honey Sweet” o “Charlemagne”. Tristemente, pudiendo ser un concierto para pegarte un par de bailoteos, se quedó en uno de esos que aprovechas para descansar las piernas.
De camino hacia el escenario principal tras Belako, con el objetivo de tomar posiciones para el concierto de Kings of Leon, el escenario Thunder Bitch estaba completamente asediado ante unos Carolina Durante mucho más afianzados en directo, con un sonido mucho más noise y rotundo, nos detuvimos unos instantes en la lontananza disfrutando de “Las Canciones de Juanita” y “La Noche de los Muertos Vivientes”, mientras el público ya impaciente a medida que se iba acercando el final del concierto pedían su ya archiconocido himno “Cayetano”. El cambio de horario repentino del show de los Carolina por demanda de los fans para no solapar con KOL nos da pistas del hype que el grupo levanta tras el famoso Amaiazo y la salida de su primer disco. Cierto es que cumplen las expectativas y que saben como jalear a los asistentes, por lo que cada directo suyo vale mucísimo la pena y cada vez congregan más público.
Ya instalada entre la muchedumbre que rodeaba el escenario Las Palmas, los cabeza de cartel de la noche, Kings of Leon, irrumpieron en el escenario con un sonido de lo más impecable a lo largo de todo el concierto, erigiéndose así, en mi humilde opinión, como uno de los mejores conciertos de la jornada del sábado (junto con el concierto de Belako). Desfilaron por el setlist la práctica totalidad de sus grandes éxitos para regocijo de sus fans, no faltaron “Crawl” inaugurando el concierto, el que fuera uno de sus primeros éxitos “Molly’s Chambers”, aunque con un tempo algo más atenuado, “Closer”, “Knocked Up”, “On Call”, “My Party”, “Use Somebody”, que despertó los coros de la audiencia, y sin lugar a dudas el tema más conocido de KOL “Sex on Fire” que colaron en medio del setlist provocando la algarabía del público cantando al unísono el estribillo y cientos de móviles sobrevolando las cabezas de la audiencia para captar uno de los momentos más esperados del concierto. La voz de Caleb Followill sonó fascinante con esa particular aspereza casi rota, y la banda, aunque de actitud comedida, supo cautivar a sus seguidores facturando ese rock de raíces sureñas. Quizá la distribución de los temas del setlist podría haber generado un crescendo de ánimos mucho mayor, pero aún así fue un concierto de una calidad interpretativa prácticamente irreprochable.
Mientras KOL acaparaba la atención de gran parte de los asistentes del día, el R&B de Jess Glynne inundaba el escenario Carrefour. La británica apareció con su banda para tocar gran parte de los temas de su último disco, Always in Between. La comunión entre voz, espectáculo y música me trasladó a una misa Gospel. Tenía miedo de que fuera otra de las cancelaciones de la noche, ya que un par de semanas atrás había cancelado por supuestamente salir de fiesta con las Spice Girls. Jess Glynne en este caso cumplió, pero fue el DJ Bakermat el que no pudo acudir a Benicàssim por problemas con su vuelo y lo sustituyó Joakim, pasando al escenario principal.
Texto: Adriana Delgado @cubobinski y
Patricia Alambiaga @pat_alambiaga