Mi peregrinación a Benidorm en TRAM cada última semana de julio se ha convertido en mi Santa Faz particular (eso sí, sin carritos robados de esa famosa cadena de supermercados.) Para algunos, esa visitar anual puede tener un cierto aire de déjà vu una vez pones pie en el festival. Grupos cíclicos en el mismo escenario pero con distinto patrocinador, año tras año. Pero la fórmula funciona, y vaya si funciona, porque si un grupo como Second es capaz de reunir a más personas que los propios Cut Copy, ¿para qué cambiar?
Y es que la formula puede parecer manida, pero además de funcionar no hay que dejarse engañar por las apariencias. Si te quejas porque el festival parezca repetir contratación es porque nunca te has molestado en pasar por el escenario Jägermeister, que sigue siendo para esta humilde servidora la joya de la corona. Y es que prodríamos pasarnos la vida allí, en ese “rincón exquisito” y nos echaríamos en falta a nada ni nadie. Una pena que el solape de sonido desde el Escenario Benidorm y el chunda chunda del escenario Energy System complicara en ocasiones disfrutar de uno de los mejores escenarios de la escena festivalera actual. Tratémoslo con el mimo que se merece, por favor. En definitiva, por allí pasaron desde las guitarras de Airbag hasta el pop tra(m)poso de Cupido (me acerqué por mera curiosidad. Llenazo hasta reventar, pero no es lo mío).
Nada se le puede recriminar los de cabezas de cartel este año. Personalmente la elección de New Order seguidos de sus directos pupilos Cut Copy, uno de los mayores aciertos de las últimas ediciones. El Festival está ya acostumbrado a hacernos bailar como si no hubiera un mañana, y si bien era muy difícil lograr superar el espectáculo dado por Chemical Brothers el pasado año, aquello nos pareció la combinación perfecta. Si bien faltaron decibelios en el concierto de los primeros, y la voz de Bernard Sumner estaba a años luz del nivel desplegado por el resto de la banda, los allí presentes, nostálgicos o no, disfrutamos de lo lindo. Y a pesar de los problemas de sonido al principio, la banda australiana liderada por Dan Whitford fue la guinda del pastel. Definición de buen rollo y ganas de pasarlo bien. Demasiado corto, cortísimo, eso sí, pero imposible no salir de allí con una sonrisa de oreja a oreja.
A estas alturas, dudar de la capacidad de convocatoria de Vetusta Morla es negar lo evidente. Su eterno romance con el festival levantino sigue intacto como el primer día, y pese a quien le pese, fueron los verdaderos triunfadores de la edición (con permiso de Carolina Durante, si me lo permiten. El fenómeno creado por los madrileños ya es imparable.) El broche a la edición lo puso Guille Milkyway y su pop contagioso. Sin duda un fin de fiesta perfecto para la jornada más completa de esta edición.
Siempre habrá cabida para la mejora (aún seguimos consternados al sernos negada la devolución de los vasos por llevar marca de pintalabios. Que no son rotuladores permanentes, señores, un poco de seriedad.) pero siempre habrá algo que nos hará volver a coger ese TRAM cada última semana de julio rumbo a Benidorm.
Rebe Pe @bitelbam