Mad Robot
“Punch Me, Kiss Me, Fuck You”
End Of The World Records / Borx Records -2019
Casi a finales de año nos llega el tercer disco de Mad Robot, la banda capitaneada por Mike Grau, con el título de “Punch Me, Kiss Me, Fuck You”, totalmente autogestionado, grabado, producido y mezclado por Grau. Lo cual no quiere decir que el sonido sea precario, muy al contrario, nítido cuando tiene que serlo y ruidoso en sus momentos, que los tiene. Con la ausencia en la banda de Susana Munárriz aunque podemos escucharla todavía (sustituida ahora por Carolina Otero con la que Mike Grau grabó “Superfruit” a dúo), este nuevo álbum entrega doce temas en los que la crudeza de las guitarras se fusiona con las melodías pop.
Sin dudarlo, podemos afirmar que Mike Grau se pasaría la vida escuchando college radios en las que sonaran todo el día Pixies, Nirvana, Weezer, Ze Malibu Kids, Lemonheads, Sugar, Cloud Nothings o Yuck, y ese es el sonido que podemos encontrar en el álbum, envuelto en un llamativo artwork de portada. Vía redes sociales adelantaron cuatro temas, “Beach Funeral” y “Personal Tragedy”, con ese ritmo arrastrado rollito Pixies, además de “Culturcide” y “Horrible Day”, más ácidas y de guitarras hirientes, que adelantaban algo bueno. Y así sucede con el resto del disco, contiene cinco claros pelotazos y el resto no desmerece, conformando un artefacto sin fisuras y un ejercicio de honestidad como todo lo que lleva publicando Mad Robot, al margen del mainstream.
Estos cinco temas preferidos por un servidor son “Everything Sucks” una delicia, “She´s Not Breathing” en un principio parece que no te engancha, pero el estribillo es arrollador así como los coros y la línea de bajo de Borja Boscá, demoledora. La urgencia y celeridad de “Shit Present” serviría como sintonía de cabecera para una serie juvenil, me recuerda personalmente a los primeros The Wedding Present. Encontramos un poco de ironía y mala baba en “Poser”, sobre el postureo en el mundo de la música, y finalmente “Five Dimensional Space” con su agudo riff de guitarra y el ritmo de Roberto Timón te atrapan sin remisión. Ojalá fuera este un punto de inflexión en la carrera de Mad Robot con el que llegar a un amplio espectro de público, siendo fieles a sus principios y haciendo lo que les gusta sin directrices de ninguna clase.
Carlos Ciurana