Había un punto ciego entre Public Enemy, los pasos de Semana Santa, los westerns de Sergio Leone y una suerte de «Pasión de Cristo» en pleno Desierto de Tabernas. A ese punto ciego apunta esta «Çambra der Huebê Çanto» (léase «Zambra del Jueves Santo»), el fogonazo con el que alumbran y allanan Califato ¾ un poco más el camino que culminará en «LA CONTRAÇEÑA», el álbum que los sevillanos publicarán a principios del próximo año.
Y si en el “Fandangô de Carmen Porter”, el primer adelanto del que será su nuevo álbum y que presentaron hace tan solo unas semanas, se acercaban a la paranormalidad mitológica por la vía del fandango dreamgaze; en «Çambra der Huebê Çanto», consiguen encontrar quórum entre el la copla, el hardcore-rap noventero y el espíritu de las BSO de western.
En parte, gracias a la colaboración del andujareño Kurt Savoy, uno de los músicos andaluces más internacionales y geniales, conocido popularmente como “El Rey del silbido”. Desde los años 60, hasta ahora, este músico incansable lleva más de 60 años dedicado a la música; una sorpresa que una leyenda viva y profundamente underground participe en esta canción andaluza, aportando lo que mejor sabe hacer: silbar.
De todas las Andalucías imaginadas, la alianza de Califato ¾ con Kurt Savoy impone un diálogo entre el paso semanasantero y el llanto súbito a La Macarena con mascar tabaco en la puerta de un saloon escuchando a N.W.A.
El videoclip está construido como un largometraje compacto que revele la epopeya planteada por la canción. En palabras del propio director, JJ Torres, esto es lo que ha inspirado su videoclip para Califato ¾:
«Tengo debilidad personal por algunos conceptos que plantea Califato, como la mirada al pasado y al futuro desde los gustos y herramientas creativas del presente. Lanzar este videoclip el 4D es proponer otra visión de nuestra querida Andalucía. Para mí, Çambra der Huebê Çanto es un paseo macarra por lugares e ideas solemnes«.
Esta «Çambra der Huebê Çanto» acaba convirtiéndose en una suerte de «La Pasión de Califato ¾»: una improvable pero real mezcla de «Mad Max» y «La vida de Brian», con ecos a «El feo, el bueno y el malo» (sin el bueno) y con un Darth Vader que huele a azahar y hace las veces de antidisturbios de Al Ándalus.