«Quien se despide cantando no lleva pena ninguna«, sentencia Baiuca en «Luar», primer adelanto de lo que será su esperadísimo segundo álbum largo tres años después del celebrado «Solpor» que posicionó al productor gallego como uno de los nombres más internacionales de la folktrónica estatal y como uno de los alquimistas sonoros de referencia a la hora de recuperar texturas, ritmos y códigos de la música tradicional gallega con la electrónica más vanguardista.
«Luar» es una absoluta arquitectura rítmica, en la que ritmos tribales se funden y confunden con un beat electrónico endemoniado y el salvajismo vocal del grupo folclórico de pandereteiras y cantareiras Lilaina, colaboradoras en esta y otras canciones del inminente segundo LP de Baiuca.
Una canción con un registro absolutamente inédito en la obra del gallego, y que consigue abrir más que nunca el campo sonoro del artista hacia una producción más oscura e impredecible.
Este primer adelanto cuenta con un videoclip obra de Adrián Canoura, encargado de todo el imaginario estético de Baiuca, desde las portadas a los videoclips, las imágenes promocionales o las visuales que se proyectan en sus shows en directo, desde sus primeros pasos.
El vídeo conecta con ese espíritu de alquimia, brujería y Santa Compaña que comienza a proyectar por dónde irán los tiros conceptuales de lo que será «Embruxo», un álbum que confirmará a Baiuca como uno de los artistas más globales y con mayor proyección y recorrido del circuito estatal.
El propio Baiuca habla de esta manera acerca de la canción: «Para este nuevo disco tenía claro que quería trabajar con Alejandra y Andrea Montero, dos de las chicas que conforman Lilaina; así que nos íbamos pasando material a diario: un día yo les pasaba una base y les preguntaba si tenían alguna melodía que pudiese casar con ese ritmo, o al revés.
Un día me mostraron una pieza que Lilaina había recogido en 2011 en la parroquia de San Vicente de Oitavén, en el ayuntamiento de Fornelo de Montes (provincia de Pontevedra). Las señoras que le cantaron esta canción se llamaban Consuelo, Almerina, Dolores, Elisa, Lucila, Silda y Lita. Estas señoras cantaban esta canción cuando iban a labrar al campo, como un canto de labranza. La letra solo mantiene una de las coplas originales, el resto está compuesta por mí, inspirándome en coplas del cancionero tradicional«.