Un peculiar cruce de caminos entre el lo-fi pop, la nueva psicodelia y los ritmos afro-cubanos define el primer trabajo discográfico de Los Premios, el nuevo proyecto musical fundado por Pablo Silva (Ex-Polock) y Borja González-Ayllón (Bob Lazy). Tomando prestado el título de la primera novela publicada por Julio Cortázar, el primer disco del sexteto valenciano se ha grabado y producido enteramente entre el local de ensayo y la casa de Silva durante los meses del confinamiento.
Además de las aportaciones de Silva y González-Ayllón como guitarristas y fundadores, el grupo se completa con el baterista Victor Vila (Yo Diablo), el bajista Junior Laborde (Ku!) y dos músicos con amplia experiencia en el ámbito la percusión afro-cubana y el jazz, Riki Palacios y Amadeo Moscardó, en un proyecto en el que todos aspiran a cantar y componer por igual.
Las cinco canciones con las que el sexteto valenciano se presenta al público reflejan el enorme crisol de referencias musicales que maneja cada uno de sus miembros: las super bandas de los 70s, el bolero hispano-americano o el rocksteady jamaicano. Una emulsión, en principio arriesgada, que encuentra armonía en este primer EP de Los Premios.
Coincidiendo con la salida de este primer trabajo discográfico -que está disponible desde el pasado 11 de noviembre en las principales plataformas de streaming-, Los Premios presentan su segundo videoclip, “Leyre”, y anuncian su primer concierto, que tendrá lugar el sábado 20 de noviembre en La Pérgola de València a las 12h, compartiendo cartel con el artista argentino Santiago C. Motorizado.
EL DISCO, CANCIÓN A CANCIÓN
1. “La Canaleja” habla de las sensaciones al volver al hogar, en el sentido más literal de la palabra. Impresiones de la infancia recuperadas en la edad adulta al disfrutar frente a la chimenea con la persona deseada. La Canaleja es el nombre de la finca familiar de Pablo, en la fría Alcarria de Cuenca. Es quizás el tema que más recuerda al rock progresivo por su compás ternario, el empleo de amplios pasajes instrumentales, las harmonías orientales y el uso de moog y mellotron.
2. “Leyre”. Compuesta a partir de una idea del bajista Pablo Laborde-Bois (también conocido como Junior), esta canción habla de la ruptura en un hotel. En palabras de su autor, “Leyre es una debilidad; un enfado; un reloj que no avanza; un hermoso envoltorio que contiene nuestros mayores miedos. Leyre es el horizonte sombrío por el que se aproxima la luz de un nuevo tren que esta vez no vamos a dejar escapar”. Musicalmente, este es el tema más psicodélico del EP. Por otro lado, el tipo de melodías y el uso de coros también acercan esta canción al sonido de grupos españoles de la década de los setenta como Los Brincos, Los Bravos o Barrabás.
3. “Me Enamoré” describe la incertidumbre que aflora en los preámbulos de una relación, cuando el enamoramiento llega sin avisar y temes no ser correspondido. Aún siendo consciente de estar idealizando su deseo, nuestro protagonista se lanza cuesta abajo y sin frenos a por él, porque no lo quiere dejar escapar. Es una canción de pop reposado y elegante, casi susurrado. La estructura de acordes podría parecer “noventera”, pero con un tono general muy lisérgico. Sin búsquedas ni referentes explícitos, la atmósfera sonora puede recordar a Allah-Las, Beck o los franceses AIR.
4. “El Samurai” destripa parte del argumento de la película homónima de Jean-Pierre Melville. La canción presenta al sicario Jeff Costelo (Alain Delon) en primera persona. Musicalmente, esta canción podría describirse con una escena en la que The Doors, Carlos Santana y Santiago Auserón se encontraran en un pasillo muy estrecho.
5. “Ritmo de Loser” es una adaptación del tema “Real Gone Loser”, de 1970. Acreditada oficialmente a Noel Simms, es una canción de la escena rocksteady jamaicana de la que hay muchísimas versiones. La letra habla básicamente de saber que no vas por buen camino con esa chica que tanto te gusta. Además de los citados aires rocksteady, asoma también la veta hippie californiana de Greatful Dead.