Valencia preparada de nuevo para acoger a los Lendakaris Muertos. Esta vez en la sala Republicca en Mislata, con Nolo como banda invitada. Si existe un grupo de punk que mantenga su idiosincrasia y te mantenga informado de manera ácida de la realidad, son sin duda ellos.
Se escucha el himno de la URSS. La sala ya llena deseando verlos. La banda pamplonica comienza el concierto con mucha caña y mucha coña, como suele ser habitual en ellos, cantando su canción sobre “Miguel Bosé” y las vacunas… “Qué fácil es meterse con Miguel Bosé” y hacer leña del ídolo caído… (risas). Empezaron dándolo todo, con buen sonido y buena puesta en escena. «Estamos en esto por las drogas». No podría faltar este tema con un lema a modo de crítica mordaz del mundillo de la música y lo que hay detrás la mayoría de las veces.
Su cantante, Aitor Ibarretxe se encuentra cómodo en el escenario, y buena muestra de ello fue las veces que salió de él para acercarse a un público también entregado, y animando para que cantáramos. El cantante enseñaba las tetas cuando le daba la gana, hacía calor, se aireaba, no faltaban los pasamontañas dándole ese toque tan “norteño”… Fue un concierto enérgico, generoso y dando un repaso a toda su discografía. En pocas palabras, BRUTAL.
Se prepara, se sube los calzoncillos hasta el pecho, coge aire y que no falten las risas para continuar con el show. Es turno de “El último Txakurra”. Aitor, el cantante comienza con un pie en una caja del escenario, cogiendo impulso para pegar un gran salto. El tipo no paraba de moverse mientras cantaba. Presentaron a su nuevo guitarra, sonidos muy limpios. Sin duda un nuevo miembro con mucho control sobre el instrumento y facilidad para hacer virguerías. Un tío muy majo hablando en género neutro y melenas rubias. No querían a un guitarra más guapo que ellos para que no destacase y por eso lo eligieron así (risas…). Ese toque ácido que caracteriza a los Lendakaris Muertos continuó durante todo el bolo.
Sonó un tema tan contundente como “Detector de gilipolleces”. Todos tenemos ese detector si no hay nada roto dentro, y aún así funciona; “Si vienes a por pasta me avisa, si vienes a liarla me avisa, si vienes a cobrar, si vienes a enmarronar, yo vivo tranquilo porque avisa…”. Aitor nos acercaba el micro para que cantásemos juntos, él decía “gili gili” y nosotros le contestábamos, “pollas pollas”. Siguieron con “Violencia en acción”, con el asunto de la autodefensa tratado como siempre con una fuerte dosis de humor, ácido, duro, serio y cachondo, a la vez.
Son rompedores, originales y así lo demostraron con “Cómeme la franja de Gaza”, arrancando del yugo machista, explotador y ultraconservador a las mujeres de la esclavitud machista y terrorista en Palestina; “la lucha palestina se libra en la cocina, entre fogones, humus, cuscús y falafel, están hartas de parir y de aguantar a Hamás, Alá, Abraham y Ahmed…”. El público coreaba “Eoe, se ha quitao’ el burka, se ha ligao’ las trompas”, haciendo referencia a ese pequeño sector de mujeres insurrectas en Palestina… al fin y al cabo lo que deseamos muchos a esas mujeres, su libertad total… Los Lendakaris Muertos hablan claro y si no te gusta escucha otra cosa o no escuches, pero ellos lo van a decir de una manera directa y sin paños calientes.
Acidez de pieza que sigue con el boicot al consumo de las multinacionales con la canción “Esto no es punki”. Es que “esto es muy heavy… te he visto en el McDonalds bebiéndote una Pepsi”. Un tema tan necesario de mencionar cuando era aún tabú y sigue siéndolo, por represión y arrastre del sistema. Me refiero a la necesidad de hacer boicot a las multinacionales seas como seas, con el cachondeo de si esto es heavy o no es punki. Con “Pasau de rosca” Aitor se lanzó al público que lo llevaba en volandas. No se dejaron en el tintero “Fuimos ikastoleros”, “Cerveza sin alcohol”, “Nunca más volverás a aplaudir en un avión”, “Donald Sutherland”, “Héroes de la Clase Obrera”, entre otras. Siempre con bromas y hablando en plata.
Continuaron derrochando humor. El espectáculo no cesaba, la gente haciendo pogos, saltando y cantando en las primeras filas, mientras los más prudentes se colocaban más atrás, aún así viniéndose también muy arriba. Canciones que son enternecedoras con humor y letras brutas que no dejan títere con cabeza. En “Veteranos de la kale borroka” estuvieron espectaculares, hablando de aquella historia vasca tan interesante que muchos desconocemos del todo.
“Drogopropulsado” del disco Se habla Español de 2006, hablando de las drogas, de su adicción y su consumo, como un machete verbal, un asunto que resulta imprescindible tratar.
La gente pogueaba, bailaba y permanecía con expectación. Con la canción “Lamentablet” apelan a esas nuevas generaciones -y no tan nuevas- atrapadas por el cepo de la tecnología, envueltas por temáticas tan silenciadas por los que gobiernan, como la precariedad familiar y metiendo por medio la obsolescencia programada.
Con el tema “Hungara Chúngara” la gente continuaba bailando y formando un pogo enorme que ocupaba más de media sala. Se cogían de los brazos y haciendo el “hunga” danzaban. Los Lendakaris denuncian la desafortunada acción de la reportera húngara Petra László, que en 2015 comenzó a propinar patadas y a zancadillear a los refugiados sirios que escapaban de un cordón policial en la frontera entre Serbia y Hungría. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y la reportera fue despedida por la presión social. Trabajaba para una televisión local cercana al partido de extrema derecha Jobbik, que apoya al ultraconservador Viktor Orbán. En la canción también se critica a la gente que cuenta con capacidad de acoger pero no lo hace.
Con el “Gora España” hicieron ese zasca constructivo a la peña que sigue de manera irracional a la selección de fútbol española, siendo más Vascos que el árbol de Gernika, esa eterna contradicción… Otro momento álgido llegaba con “Centro comercial”. “Simpatía por el de Bildu”, “El 4K se llevó a mi chica”, “Nuklearrik bai”, “Galletas integrales”, “Policía sí”… fue un no parar.
En “Urrusolo Sistiaga II: Superhéroe de barrio conflictivo” no cesaron los pogos, los saltos, ni las risas. Muy buen ambiente. El cantante vuelve a salir con el micro y se mete entre la peña para que canten los que quieran, ¿qué más se puede pedir?
Tocaron la friolera de más de 27 canciones, y aún así a todos se nos hizo corto. Tras “esto no va para nada de política” y “Gore ETA.”, abandonan el escenario, pero se sabía que iba a ser algo transitorio. Regresan para los bises, con «Ni sí, ni no, ni todo lo contrario» con su acelerado ritmo punki, como un veneno con su propio antídoto, y su humor directo que te hace sacudirte por completo y no poder dejar de bailar y de cantar. No dejaron pasar al delator pandémico en “Cóctel Molotov al chivato del balcón”, para continuar con canciones tan satíricas y emblemáticas como “ETA, deja alguna discoteca” donde se reivindica el derecho al ocio.
Siguieron con el tema “Modo Dios” y acabaron el concierto con su mascota en el escenario, ese simpático super osaco panda achuchable de dos metros, con sus dientecillos, y bailando en el esperado tema “Oso Panda”, con su ritmo súper frenético que te hace mover el culo de manera simpática aunque no quieras, te anima, te sacude, te deja la guasa por dentro, ¿ya sabes identificar esas ojeras extrañas en las personas? … Efectivamente, son farloperas.
Salieron del escenario de la misma manera que comenzaron, con el Himno de la URSS como fondo, supongo que lo hacen siempre por el cachondeo. Al terminar bajaron a tomar algo con la peña del público. Aitor enfundado en una bata, muy majo y accesible. Sin duda siempre que se pueda hay que ir a ver a los Lendakaris Muertos.
Texto : Amparo P. / Javier Terrádez
Fotos: Javier Terrádez