El grado de euforia de un público no solamente puede medirse por la intensidad de los pogos o la cantidad de crodwsurfing que se haga, sino también por el grado de pegajosidad del suelo (es lo que tiene la euforia, que las cervezas salen disparadas), y ayer sin duda estas tres variables se reunieron en el 16 Toneladas con dos conciertos muy esperados: Futuro Terror y Fantastic Explosion, dos bandas de la escena underground valenciana que nos ofrecieron una gran noche.
Hacia las 23h de la noche empezó a sonar de fondo a todo volumen el clásico de Journey “Don’t Stop Believin’” dando así la bienvenida a Fantastic Explosion sobre el escenario. Y es que hacía justo un año que los veíamos sobre este mismo escenario, pero con un público sujeto a las restricciones pandémicas. Así que fue la ocasión perfecta para poder disfrutar plenamente del directo de este quinteto valenciano, porque desde la primera vez que vimos a esta banda en directo alla por el 2019 han ido incrementando su fuerza escénica. Inevitable que tanto su sonido como su actitud evoque toda la escena mancuniana reunida entorno al mítico club The Haçienda, y escuchar entre el público referencias como los Happy Mondays.
La banda nos presentaba los singles publicados este año “Mil toneladas de hierro” y “Misma actitud”, donde han abandonado las letras en inglés para pasar al castellano y virar su sonido hacia derroteros más post-punk, y así nos descubrieron varios temas siguiendo esa estela punk donde destaca el frenético ritmo que insuflan bajo y batería, las enérgicas melodías que se marcan las guitarras y la apabullante actitud de su cantante al grito de “Soy marinero!! Un puto marinero!!”, y que no dudó en bajar del escenario para deambular entre las primeras filas de la audiencia. Una banda que igual te pone a bailar como a darte empujones (desde el cariño y la hermandad que se genera) entre tus vecinos de concierto.
Tras Fantastic Explosion y con la sala llena en todo momento, llegaron Futuro Terror. Muchas ganas por ver a este trío que llevaba tiempo alejado de los escenarios de la ciudad, y eso se notó entre el público. “Tumba de Cristal” fue la encargada de poner de nuevo en marcha en directo el motor de Futuro Terror, haciendo desfilar temas de una celeridad eléctrica absolutamente infecciosa tales como “Komsomol” o “Se encerró”, tema de apenas un minuto y medio en el que no se puede hacer otra cosa más que sucumbir ante esa enajenación rítmica que te obliga a sacudir el cuerpo en tres ejes espaciales.
Los ánimos del público iban in cresdendo y ante la llegada de uno de los clásicos de la banda “El Paso Dyatlov” se desató la locura colectiva: pogos, crowdsurfing y coros se mantuvieron hasta el final del concierto, porque ¿qué otra cosa se puede hacer al escuchar “Parálisis del sueño», “Rukeli” y esa tensa parte instrumental inicial, o “Urgentes”? El concierto iba alcanzando un destino al que nos resistíamos: el final, pero no sin que antes una chica se animase a subir espontáneamente al escenario para acompañar a los coros la voz de José Pazos. Llegaban los bises, con “Frío” a petición popular y la sensacional “Precipicio”, pero el público seguía insistiendo, allí queríamos más canciones, y la banda lanzó una invitación sin éxito a Oliver (Finale, Kids From The Bowl, Paz SS) para que subiese a tocar con ellos lo que sería el bis final.
Y así, con Óscar Mezquita aporreando la batería como si no hubiese un mañana, junto al ritmo del bajo de Néstor Sevillano y la guitarra acelerada de José Pazos rescataron “Qué Sensación”, brindándonos con uno de los momentos más punk de la velada para cerrar la vuelta de la banda sobre los escenarios de nuestra ciudad. Dicen que lo bueno, si es breve, dos veces bueno, pero apuesto a que todos los allí presentes hubiésemos deseado una noche en bucle con estas dos bandas tocando en directo.
Texto y fotos: Patricia Alambiaga