Cuando cruzas el umbral de la casa de El Ser Humano para asistir a uno de sus conciertos privados, sabes que vas a asistir a una experiencia tan mágica como honesta. Un lujo poder escuchar el alma al desnudo de Gonzalo Fuster junto a siete desconocidos (aunque en esta ocasión, algunos de ellos para nuestra grata sorpresa nos resultaron ser muy conocidos). También estaba presente Luis Moner, de discos Belamarh, que ha editado discos de El Ser Humano y el de Algo.
Con una preciosa luz crepuscular y dos felinos campando a sus anchas, El Ser Humano nos deleitó en acústico con un improvisado setlist que nos trajo un pedacito de «Denia» a Valencia, nos recordó que siempre andamos buscando sin descanso ese «Etcétera» o que a veces en la oscuridad reconforta encontrarse con esa «Lunática». Por si fueran pocas las sorpresas, Alberto Montero, también presente en la velada, se unió a Gonzalo, para presentarnos algunos de los temas de Algo, el nuevo proyecto en el que ambos músicos se han embarcado.
Dos voces maravillosas unidas que nos embaucaron con unos cuantos temas que parecen haber venido a rescatarnos desde otra época, como «Confesión y Egresión» o «Amiga». No hubo bises, no, pero ante la insistencia de los allí presentes Alberto Montero se aventuró, guitarra en mano, con el «There is a light that never goes out» de los Smith, el «Blackbird» de los Beatles, y un nuevo tema propio que nos cantó en primicia.
Música, gente maravillosa y unas cervezas, ¿qué más se puede pedir? Menudo regalo de velada para cerrar un jueves marchándote a casa con esa sensación de haber disfrutado de esos pequeños grandes momentos que nos ofrece la vida.
Texto y fotos: Patricia Alambiaga