Veinte años nos separan de aquella primera vez en la que Godspeed You! Black Emperor visitaron Valencia allá por el 2002 en la sala Matilde Salvador de La Nau, un recuerdo ya difuso que ahora en el 2022 ha saltado al presente de forma más tangible, pero esta vez en la Sala Repvblicca, donde tuvimos la oportunidad de ver de nuevo a esta banda de post-rock el pasado martes 11 de Octubre.
Para la ocasión les acompañó el músico originario de Bután, afincado actualmente en EEUU, Tashi Dorji, qué fue el encargado de abrir el show de la banda canadiense. Solo sobre el escenario con su guitarra y toda una galería de pedales, Tashi Dorji ofreció un bucle infinito de experimentaciones eléctricas, con notas obsesivas que de vez en cuando se abrían a las variaciones para más tarde difuminarse en un ejercicio de ruidismo cercano al arte sonoro. Una propuesta vanguardista, que puede resultar tan interesante como cruda.
Más atmosféricos fueron Godspeed You! Black Emperor, cuando irrumpieron sobre el escenario la sala ya estaba llena. Con majestuosa solemnidad, los ocho músicos que componen esta formación (3 guitarras, 2 bajos, a veces en uno de ellos tomaba el relevo un contrabajo, un violín y dos baterías), fueron entrando de manera gradual, uno a uno, copando todo el escenario. Y así empezaron a describir instrumentalmente toda una serie de paisajes sonoros, cuyos trazos van superponiéndose uno tras otro paulatinamente hasta desembocar en un estruendo del que no hay escapatoria, porque cada línea instrumental parece atrapar al oyente mediante un fino hilo, y para cuando uno quiere darse cuenta ya se encuentra absolutamente hipnotizado dentro de toda esa maraña sonora.
Y es que temas como «Job’s Lament» (G_d’s Pee at State’s End!, 2021) o «Bosses Hang» (Luciferian Towers, 2017) encierran en directo una bella y magnética melancolía, como si expresasen al mismo tiempo la fuerza creadora y destructora del ser humano en su dimensión más amplia; y nunca mejor dicho, porque durante toda la actuación desfilaron una serie de proyecciones con ciudades desoladas donde ya sólo respiran los cadáveres estructurales de edificios de hormigón armado, revueltas callejeras, manifestaciones multitudinarias, incendios devastadores arrasando lo que hasta hacía unos minutos eran frondosos bosques, aviones cayendo en algún conflicto armado, hasta que al finalizar el concierto todas esas imágenes se diluyeron en una serie de interferencias visuales coincidiendo con una atmósfera sonora ruidística, sobre la que los músicos fueron abandonando el escenario con la misma solemnidad con la que llegaron.
Finalmente, Mauro Pezzente (bajo) salió al escenario junto a otro de los miembros de la banda para ir sofocando el sonido poco a poco en los amplificadores hasta volverlo en un silencio roto por los aplausos de la audiencia. Cabe apuntar que durante el concierto también se rompió el silencio durante un momento, y es que en la sala adyacente actuaban los Dead Kennedys, y podían escucharse los gritos enfervorecidos del público, algo que la explosión sonora de GY!BE volvió a ocultar enseguida Y así fue como revivimos las sensaciones de aquel primer concierto de GY!BE en 2002 en Valencia: intensos, magnéticos y apabullantes. Una banda con un sonido absolutamente arrebatador en sus directos.
Texto y fotos: Patricia Alambiaga