Con un ojo puesto en la nostalgia y otro en la esperanza de seguir avanzando por el camino correcto, el segundo álbum de L’Últim Europeu te enseña a abrazar el pasado y el presente para que el futuro te abrace a ti.
A través de 10 canciones de pop-rock que beben de artistas indie de los 90 y los 2000 (Australian Blonde, Los Planetas, Antònia Font, Mishima, Pau Vallvé), los primos hablan de amor, de amistad, de crecimiento y de madurez.
La producción de Jordi Bastida (a.k.a. Chico Jorge) le aporta ese fino acabado de noise a las guitarras, que convierte la fórmula pop de L’Últim Europeu en algo más luminoso y profundo.
Todo en la vida se explica mediante dos factores: el tiempo y el amor. El primero es limitado, unidireccional; mientras que el segundo puede ser infinito, inagotable y fluir en dos o más direcciones. Esos dos elementos combinados crean y determinan la práctica totalidad de nuestros sentimientos y dirigen nuestros pasos mientras probamos, fallamos y, finalmente, acertamos. En definitiva: mientras aprendemos.
Ese fascinante viaje de aprendizaje que es la vida se transforma simbólicamente en el trayecto bidireccional que une las ciudades de Valencia y Barcelona bajo la visión de los primos Lacasa, Josep y Rafa. Ahora que el primero ha abandonado su ciudad natal para residir en la segunda, el Corredor Mediterrani que da título al nuevo disco de la pareja como L’Últim Europeu canaliza gran parte de las reflexiones que hacen sobre sus vivencias, comunes e individuales, pasadas, presentes y futuras. A través de 10 canciones de pop-rock que beben de artistas indie de los 90 y los 2000, los primos hablan de amor, de amistad, de crecimiento y de madurez, siempre con un ojo puesto en la nostalgia y otro en la esperanza de seguir avanzando por el camino correcto. Que no es otro que el que nosotros mismos queramos marcarnos.
El segundo álbum de L’Últim Europeu arranca con su canción homónima, que enciende el motor energético que todos necesitamos: las ganas de vivir. Con un tono ligeramente épico, ‘Corredor Mediterrani’ nos insta a mantener la tensión del día a día para escapar de la monotonía. A partir de aquí, el disco plantea reflexiones en tres ejes temporales: las que miran al pasado, las que abordan el presente y las que construyen de cara al futuro. En el primer grupo encontramos canciones como ‘Vents del nord’, cuyo aire melancólico casa con el recuerdo de la estancia de los primos en Polonia y República Checa, donde, además de germinar la banda, aprendieron a gestionar, entre otras cosas, la ausencia, los recuerdos o el olvido. Otra, con un punto shoegazer, es ‘Ctrl + z’: la fantasiosa ilusión de darle la vuelta a la línea del tiempo para deshacer errores. Y, quizá la más nostálgica de todas, ‘Gesmiler’: un viaje conjunto a sus años de adolescencia. La casa de la yaya, las bicicletas, el olor a jazmín. Un tema que nos recomienda volver a la sencillez de nuestros días pasados para reconocernos en el presente.
Un presente sobre el que también nos dan algunas claves. En primer lugar, que hay que decir más “te quiero”. ‘Estic per tu’ es, en ese sentido, una declaración no solo de amor sino también de intenciones. Con una sonoridad pop casi inocente, los primos postulan aquí que manifestar el amor es casi tan importante como sentirlo. Y no es algo que deba dejarse para mañana. En esa misma línea romántica, ‘Tard’ dibuja esos momentos de lucidez cuando entiendes por qué amas a alguien, por qué una relación funciona y cómo ésta se cuida día a día. Pero si hay una canción que se alza como oda al presente, esa es ‘Empastre’. Carismática y generacional, relata una salida nocturna, con su mañaneo subsiguiente, homenajeando a los amigos, los bares, los planes y, en definitiva, a los faros que nos guían para seguir adelante pese a las dificultades. Vive ahora o calla para siempre.
A la luz de todas esas lecciones, el último grupo de canciones pueden funcionar como sanas proyecciones de futuro. ‘Carnaval de Venècia’, por ejemplo, nos recomienda construir nuestra identidad sin máscaras ni poses: siendo naturales y fieles a nosotros mismos. ‘Premi de muntanya’, en cambio, subraya la importancia de ir obteniendo pequeñas victorias en nuestro ascenso a la madurez. Con un ritmo acelerado y esforzado, parece construida sobre una pedalada tras otra de guitarra, conduciéndonos por un nuevo camino siempre estimulante. Para el cierre queda ‘Salt d’altura’, un grito reivindicativo que todavía cree que construir un mundo mejor para todos es posible. Lejos de plantear un mensaje pesimista y desesperado, clama por la resistencia y la no rendición. El verso final “I estem perduts, o això pareix / Té solució, la trobarem” no deja lugar a dudas.
Con un sonido homogéneo y sin fisuras, Corredor Mediterrani gustará a los fans de Los Planetas, pero también a los de bandas como Real Estate o Snail Mail. La producción de Jordi Bastida (a.k.a. Chico Jorge) le aporta ese fino acabado de noise a las guitarras, que convierte la fórmula pop de L’Últim Europeu en algo más luminoso y profundo. La nitidez de su lírica y sus mensajes, además, confiere al álbum un carácter generacional muy capaz de generar empatía, motivo por el cual Corredor Mediterrani nace con clara vocación de convertirse en disco de cabecera. Un álbum, en definitiva, que te ayuda a interiorizar la máxima que dice que hay que disfrutar y amar cada una de las cosas que tienes (y tuviste) y que te hacen ser feliz. En otras palabras: abraza el pasado y el presente para que el futuro te abrace a ti.